Muchos dicen que hay un camino para volver a conectar con el Ser, que hay una senda por recorrer que pasa inevitablemente por unos puntos más o menos enunciados y descritos. Muchas herramientas se han puestos a disposición de este camino y muchas indicaciones se han dado para ir recorriendo las señales del sendero. Pero algo que solemos olvidar con frecuencia es que cada uno debe recorrer su particular camino, a base de esfuerzo, de experiencia vivida, con cada paso y con cada acción ganada a pulso con la decisión y la voluntad unidas en pro de un propósito superior.

Leemos, buscamos, investigamos y perseguimos el conocimiento trascendente. Muchas veces con la secreta esperanza de encontrar la clave, el secreto, la llave que abra la puerta de nuestra liberación. Cuando en realidad ésta yace escondida en nuestro interior esperando sean dados los pasos para encontrarla.

En verdad sólo podemos encontrar mapas, itinerarios trazados con las señales que otros han ido dejando en su caminar para viajar del valle a la montaña; pero no un camino, pues el camino lo hace uno mismo desde que decide dar el primer paso, y es tan particular como particular es la distinta ubicación de cada uno en el espacio, la perspectiva que tiene del lugar que ocupa y la visión que posee de la montaña.

Antes de empezar el verdadero camino interior, habremos de sentir la necesidad de la desnudez, de desembarazarnos de los antiguos ropajes que de nada nos sirvieron salvo para confundir; de ideas, preconceptos y arquetipos que serán un estorbo para caminar ligeros de equipaje y aventureros de corazón.

Otra indumentaria más sutil será precisa, y el propio caminar nos lo habrá de mostrar: la inocencia de un niño, el discernimiento de un sabio, el sentimiento de unidad con todo y el Amor que debe manar para inundar cada acción.

Es el peregrinar de la consciencia, es la búsqueda de la identidad, es la expresión de una Verdad, es el arte de Ser… Entonces, cada nuevo paso en el polvo del camino dejará una huella que el tiempo se ocupará de borrar, pues el camino nunca existió de verdad, sino que nosotros fuimos el Camino.

ÁNGEL

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