“Esta invocación se realiza en día martes, entre las once y doce de la noche y a la luz de la luna, procurando no ser visto durante la operación. Con la espada de Adonay trazarás en el suelo dos circunferencias concéntricas: la interior deberá tener unos seis palmos de diámetro y la exterior, un palmo más, aproximadamente. En el espacio comprendido entre las dos circunferencias, gravarás, valiéndote de la lanceta mágica, las palabras siguientes: OBEDECE FRIMOST – OBEDECE FRIMOST – OBEDECE FRIMOST. .”
Este es el comienzo del ritual de invocación a Frimost, el demiurgo de la destrucción. Este es un demiurgo terrible para la humanidad, se lo relaciona con el segundo jinete del apocalipsis y su caballo rojo, pues es el responsable de entregar los más bajos instintos y sentimientos del mal a los hombres. Ira, odio, venganza, resentimiento, etc., son los productos del proceso del deseo de destrucción por los centros emocional e intelectual, manejando energías del miedo que tendría que manejar el centro instintivo. Frimost cubre todas las posibles elecciones de la ecuación de elección del miedo inducido artificialmente, siendo un reflejo de la violencia acumulada en el EMmental de toda la humanidad, que se proyecta como mal. En el artículo el mal y el miedo dije “El mal no es una energía en sí, el mal es un acto consciente que atenta sobre la seguridad física o psíquica de la unidad de carbono y su contorno, de forma antinatural o premeditada. La energía del mal es la energía del acto mismo de lastimar o producir un daño o peligro.” Frimost es el encargado de esas energías, que producen por reacción de sus manifestaciones el acto del mal, hasta rebalsar los límites emocionales del hombre y producir las guerras.
La contraparte de Frimost, el demiurgo de la destrucción, no es un arcángel o demiurgo, pues el mal no es un deseo del hombre sino una consecuencia de su miedo, así que está completamente en nosotros y nuestra consciencia, nivelar la balanza de la destrucción por medio de la comprensión de nuestras exo y endo energías nocivas. La destrucción ocasionada por las reacciones de nuestro ego, son en última instancia, el alimento de Frimost, y su propio deseo de destrucción a todo nivel o estrato asegura nuestro error. Este demiurgo fue puesto como choque para que los deseos del hombre sigan su curso, pues detrás de toda destrucción viene el deseo de construcción para reparar lo destruido, intentando equilibrar la balanza de los opuestos por la satisfacción de conseguir lo deseado, cosa que jamás se alcanza, pues el centro emocional implicado en la destrucción, nunca regenera un sentimiento destruido, pues sólo puede acomodar nuevamente ese sentimiento el propio centro a través de la conciencia del Ser, y mientras estemos en poder de los siete demiurgos y la inconsciencia del ego, Frimost se asegura de que esto no pueda suceder.
En el mundo se nota la mano de Frimost en las tempestades y tormentas internas y externas del hombre, pues es el demiurgo que está al acecho de cualquier descuido del ego para poner su indeseado aporte a los pensamientos y acciones en cualquier situación. Creo que lo tendríamos que haber conocido antes y nos hubiéramos evitado grandes problemas, pues podríamos haber identificado su inconfundible sello y expulsarlo de nuestros pensamientos y acciones antes que terminen en guerras, muerte y destrucción. Hoy conocimos el poder de Frimost, y estaremos más atentos a su influencia y todo lo que contamina en nuestro interior, para descubrir su presencia antes que llegue a destruir nuestro punto de quietud.
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