“El cerebro es un órgano tridimensional compuesto por células llamadas neuronas cuya función es controlar todas las funciones del cuerpo. Este órgano o glándula se caracteriza por ser el más complejo e importante del sistema nervioso central del cuerpo humano, cuya información fisiológica pueden encontrar en cualquier texto de medicina o anatomía. Pero aparte de su fisiología el cerebro cumple una función no estudiada por la ciencia tradicional, y es la de ser un radio-receptor-transmisor de ondas electromagnéticas”. Cerebro y mente.
Estamos acostumbrados a pensar que el único y más importante órgano del cuerpo humano, que tiene la capacidad innata de procesar información proveniente del sistema nervioso central y los sentidos, es el cerebro. Desde tiempos inmemoriales se conoce que no sólo el cerebro tiene esa capacidad, sino que además existe otro órgano que procesa determinada información y está íntimamente conectado también con el sistema nervioso central y que ahora la ciencia lo reconoce como tal. Este órgano fundamental para la vida de la unidad de carbono, está asociado a algo que también es considerado desde siempre, como el fluido sagrado de los dioses, la sangre. El 3 de diciembre de 1967 el Doctor y cirujano Sudafricano Christiaan Neethling Barnard, llevó a cabo el primer trasplante cardiaco del mundo. Louis Washkansky, un comerciante de 56 años recibió el corazón de Dénise Darvall, una joven de 25 años que falleció en un accidente automovilístico unos minutos antes del trasplante. Dieciocho días después, Washkansky fallecía por una neumonía. Desde ese momento las técnicas y procedimientos se fueron perfeccionando hasta llegar a los promedios actuales de sobrevivencia de 9.3 años.
Tony Huesman fue la persona con mayor tiempo de vida después de un trasplante de corazón, con 31 años de sobrevida desde la operación hasta su muerte el 9 de agosto del 2009 a los 51 años. Se sabe que los trasplantados cambian sus hábitos, gustos y emociones siendo similares a las de sus donantes, hasta el punto de tener “recuerdos” del donador, demostrando que el corazón no sólo palpita, sino que también recuerda. Después de esta pequeña introducción médica e histórica, pasemos a lo que nos interesa realmente, el verdadero propósito del Corazón, no como órgano principal del sistema circulatorio, sino como el segundo cerebro del hombre.
Se ha descubierto que el corazón contiene un sistema nervioso independiente con más de 40.000 neuronas y una compleja red de neurotransmisores, proteínas y células de apoyo. El corazón puede tomar decisiones independientemente del cerebro. Puede aprender, recordar y percibir. El corazón tiene cuatro tipos de conexiones que van hacia el cerebro.
1º) Conexión neurológica, mediante la transmisión de impulsos nerviosos. El corazón envía más información al cerebro de la que recibe, es el único órgano del cuerpo con esa propiedad, y puede inhibir o activar determinadas partes del cerebro según las circunstancias.
2º) Conexión bioquímica, mediante hormonas y neurotransmisores. El corazón produce la hormona ANF (factor natriurético atrial). Uno de sus efectos es inhibir la producción de la hormona del estrés y producir y liberar oxitocina, conocida como la hormona del amor.
3º) Conexión biofísica, mediante ondas de presión. A través del ritmo cardíaco y sus variaciones, el corazón envía mensajes al cerebro y al resto del cuerpo.
4º) Conexión energética, mediante el campo electromagnético del corazón, que es 5.000 veces más intenso que el del cerebro. Su potencia genera lecturas de campo magnéticos entre dos y cuatro metros alrededor del cuerpo, que cambian en función del estado emocional del sujeto. Esto último lo convierte en el mejor radio-receptor-transmisor de ondas electromagnéticas que disponemos, mejor aún que el cerebro.
Más allá de estas características biofísicas últimamente descubiertas, el corazón fue, es y será una imagen representativa del Amor en la iconografía filosófica, religiosa y sagrada, justamente por la importancia que tiene como elemento o herramienta de Humanidad y liberación. “El sagrado corazón de Jesús”, que la iglesia Católica Apostólica Romana, desvirtuó y usó de una manera obscena, casi macabra, rodeándolo con una corona (cadena) de espinas y clavado por la cruz romana del demiurgo, es la representación católica del poder (fuego) de cristo, encadenado por la materia de la humanidad, mediante el dolor y el sufrimiento de la cruz del Demiurgo, para limitar su libertad y Humanidad. La etimología de la palabra “sagrado” o “sacro”, proviene del verbo sacrare, que significaba “consagrar”; lo sacrum (sacro). Los pueblos prehistóricos indoeuropeos empleaban la raíz (sak-) y su forma sufijada (sak-ro), sakro, para nombrar todo aquello que veneraban y era, por tanto, objeto de rituales sagrados. Lo sagrado entonces, aplicado a una cosa, objeto o persona, permite a un grupo o sociedad humana, creer y ejercer una dualidad binaria (0-1) de mentira-verdad, pues Sagrado sería lo opuesto a Profano. Entonces su traducción correcta sería “el verdadero corazón de Jesús” que interpretado de forma intuitiva, dejando la programación de lado, podría ser traducido como, “el cerebro de Cristo en Jesús”, “el cerebro del SER en el Lhumanu”, “el verdadero cerebro”, el uno (sagrado) en el cuerpo, el Do en el Humano, el SER.
Pensar con el corazón, sentir con el corazón, amar con el corazón, aprender con el corazón, hacer con el corazón, decir con el corazón. Si tuviéramos que buscarle un lugar físico al centro emocional y espiritual, sería el corazón. Todas las energías primordiales tendrían que ser procesadas por el segundo cerebro, el corazón, pero como éste no se encuentra activado ni entrenado para tal propósito, es procesado con el primer cerebro, el de la cabeza, y desvirtuada completamente. Actualmente el corazón trabaja con el centro motor e instintivo produciendo un desequilibrio emocional y espiritual al procesar la energía primordial de forma incorrecta, que ya pasó primero por el centro intelectual, terminando en una falsa humanidad y pasiones contenidas, incluidas las que consideramos humanitarias como la caridad, lástima y compasión. El verdadero propósito del corazón, es el de ser el cerebro encargado de procesar las energías de la Humanidad, “la capacidad del hombre de alumbrar y guiar, como un verdadero faro de luz, a otros hermanos, respetando el camino elegido en esta existencia, sea el que fuere, mediante la consideración externa hacia el prójimo.” En otras palabras, el corazón es el cerebro del Humano, mientras que el cerebro es el corazón del humano. Comencemos a usar nuestro segundo cerebro para pensar, decir y actuar; quizás nos llevemos una sorpresa y descubramos desde el corazón, que la nueva Matrix ya está aquí.
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