CONSIDERACIONES DE UNA LOGIA SALVAJE (III)
Hablaremos ahora de los miembros de una Logia Salvaje, a sabiendas de que es un tema delicado y que puede resultar controvertido, pero tan necesario y fundamental como lo es cualquier otro elemento importante de una Logia, ya que sin miembros no hay logia, pues está formada por la suma de las energías que la integran.
Antes de nada, habría que sopesar seriamente sobre lo que entraña ser miembro o pertenecer a una Logia o escuela de conocimiento, pues, sin duda, para el buscador sincero debería significar un honor y también un compromiso. Un honor, por tener acceso a una información de orden trascendente que te puede cambiar la vida, donde puedes encontrar y compartir respuestas, anhelos e inquietudes. Y un compromiso, porque esa misma información trascendente, bien aprovechada, conlleva una expansión de consciencia, lo que lleva aparejada una mayor responsabilidad. Si la ignorancia puede ser considerada un atenuante, el conocimiento puede convertirse en un agravante, por lo que, a mayor conocimiento, mayor grado de responsabilidad.
Ser miembro de una Logia tiene otro componente que no debiera pasar desapercibido, y es el de la aventura y el disfrute, pues es toda una aventura adentrarse en los frondosos bosques del conocimiento, sorprenderse con cada nuevo descubrimiento, al tiempo que se disfruta conociendo parajes inexplorados y poderlos compartir con compañeros de viaje en el gran Juego de la Vida.
Intentando resumir, los miembros de una Logia Salvaje tienen como cometidos más relevantes, los siguientes:
1.- El estudio y aprendizaje del conocimiento (recibir)
2.- El mantenimiento de los objetivos de la Logia (colaboración)
3.- Continuar con la transmisión del conocimiento (dar)
Resulta obvio el primer punto, pues todo neófito o principiante debe empezar por ahí, pero no es solo para ellos, sino también para todo miembro o veterano, por mucho tiempo que lleve en la Logia. El estudio y aprendizaje no acaba jamás, es gradual en su integración, máxime cuando tenemos consciencia que aprender no consiste solo en leer y conocer, sino en la puesta en práctica y experimentación de lo estudiado.
El segundo punto es la colaboración con los objetivos de la Logia, lo que se convierte en un compromiso cuando hay sentido de pertenencia, pues entraña que eres uno más para aportar en el cumplimiento de sus fines, sea con la participación, realización de actividades, la difusión y expansión, la defensa de su cometido, etc. Teniendo en cuenta que no es participar por figurar, sino reconociendo nuestras capacidades y carencias, para ver cómo podemos ser útil y aportar.
El tercer punto cumple con la consecución de su propósito principal, dándole razón y sentido a la existencia de la Logia Salvaje, pues el conocimiento no es solo para nosotros ni es propiedad de nadie, por lo que el relevo es necesario, como un río que no debe parar de fluir. Siempre se ha representado el agua como la fuente de conocimiento, no solo porque es necesaria para la vida (vivifica), sino también porque el agua no tiene color, ni sabor, ni olor, se te escapa entre las manos, no la puedes retener, todo lo empapa y moja, se adapta al recipiente que lo contiene, se pudre cuando se estanca y lo reverdece todo cuando cumple con su función de no parar en su movimiento natural.
Hay que tener claro que el objeto debe prevalecer por encima de los sujetos, pues los miembros de una Logia Salvaje podrán ir llegando y otros podrán irse marchando, pero el propósito, que es lo que importa, debe mantenerse con los medios disponibles. En otras palabras, los miembros pueden ser prescindibles y unos sustituir u ocupar el lugar del otro, pero el propósito final debe permanecer inalterable y constante. A veces, incluso puede resultar un inconveniente acomodarse a que, los que son referentes, sean siempre los que vayan marcando el ritmo, dando todas las respuestas y dirigiendo el rumbo, pues lo que hay que incentivar es que cada uno haga su trabajo y encuentre sus propias respuestas, no perpetuando las dependencias.
Hay quienes, después de años, no pasan del primer punto (recibir), quedándose con la información que se trasmite con insaciable curiosidad. No se dan cuenta de su propia recurrencia, cuando eternizan el estado de aprendiz, porque ser un aprendiz no significa instalarse en el estado de recibir sin dar nada a cambio. Aprender también es colaborar, porque, en el fondo, nos ayuda a conocernos el compartir con otros. Aprender también es enseñar o transmitir el conocimiento, porque se aprende enseñando y se enseña aprendiendo, cumpliéndose así el principio de vaciarse para volverse a llenar.
En una Logia Salvaje es inevitable que convivan neófitos, principiantes, compañeros y veteranos, y lo normal es que se vayan consolidando estas relaciones de forma natural, que cada uno reconozca el lugar que ocupa, pero teniendo en cuenta que el tiempo de permanencia no es el factor determinante, sino el trabajo realizado que cada uno refleja y los demás perciben. No se trata de pronunciar máximas y consignas que de tanto repetirse pierden su sentido, pues cuando uno escucha siempre lo mismo, su energía se vulgariza y empieza a decrecer, sino más bien por la propia reflexión y entendimiento sobre los temas fundamentales, apuntando siempre a su aplicación.
Por otro lado, pero no menos importante, debemos entender el principio de jerarquía esférica, que es la forma natural en que se organiza el universo. No me detendré a explicar lo que ya está explicado, solo reseñar que la verdadera jerarquía se basa en la responsabilidad y la consciencia de cada uno, así como en la capacidad de hacerse cargo según el momento y la necesidad. No tiene nada que ver con los cargos que se puedan ostentar, ni con el tiempo de permanencia, y mucho menos con la importancia personal o sentimiento de superioridad que al ego tanto le gusta ejercer.
Este principio de jerarquía esférica es uno de los temas más importantes y difíciles de aprender para después saber aplicar, y a pesar de su aparente sencillez (se hace cargo del asunto quien esté más capacitado), es a menudo la roca de tropiezos y la causa de problemas entre sus miembros, pues mientras el Ser no asome, es el ego quien asume.
A veces, cometemos el error de soltar información sin miramiento a los profanos y principiantes, sin tener en cuenta que no todos están en posición de aceptar y procesar cualquier cosa, no sin una preparación previa, igual que no aprendemos a multiplicar y dividir sin antes saber sumar y restar. Luego, con frecuencia, decimos que los demás nos rechazan y nos ven como bichos raros, cuando en realidad estamos cayendo en un error de principiante al no tener en cuenta la posición del otro y su nivel de comprensión según el tema.
El conocimiento sin práctica y sin corazón envilece, haciéndonos más arrogantes y soberbios, cosa que los demás perciben. Por el contrario, el conocimiento adquirido por esfuerzo y experiencia nos hace más humanos, comprensivos y respetuosos, pues conocemos mejor de los obstáculos y las miserias que todos tenemos, pudiendo empatizar mejor con los demás al haber forjado nuestras certezas por esfuerzo propio.
Ángel Hidalgo