El universo de las octavas es un universo de energías donde la información se desplaza con determinados movimientos que podríamos definir como solenoidales, aunque no representan la totalidad del desplazamiento de las mismas, sino una acotada parcialidad producto de nuestra capacidad perceptiva para visualizarlas, e intentar comprender sus propiedades en esta tridimensionalidad. Matemáticamente podríamos decir que los puntos de inflexión de una octava están representados por los números primos. Un número primo es un número entero mayor que cero, que tiene exactamente dos divisores positivos, o sea que un número primo es un número natural mayor que 1 que tiene únicamente dos divisores distintos: el mismo número natural y el 1. La particularidad que los une o el común denominador de todos los números primos es el 1, divisor universal de cualquier número natural. Hoy intentaremos sumergirnos en las profundidades de las relaciones entre las octavas y los números primos, como puntos de inicio de nuevas octavas originadas de la principal.
Podrán observar que el movimiento de una octava, o secuencia de progresión de la misma en el espacio y el tiempo, descrito en su momento como 142857 que se obtiene por la división de 1 sobre 7, 1/7 = 0,142857…, siendo siete el número primo y uno el divisor universal. También observarán que esta progresión representa el intervalo entre las notas de la octava, pues 0,142857…*7 = 1, de la misma manera si este intervalo lo multiplicamos por los 12 tonos de la octava dodecaédrica, nos dará la secuencia de desplazamiento de la misma que es 1,7142857…, en este caso su resultado no es por la división de un numero primo sino por el producto de su resultado, por el hecho de que estamos trabajando con más de tres dimensiones, y el nexo de conexión entre ellas es el numero primo que inicia la secuencia de desplazamiento, en nuestro caso, el siete (7). El número original del proceso dodecaédrico es 20, 571428…Como podrán observar en todos los casos los números decimales después de los enteros tienen los mismos dígitos enteros 1,4,2,8,5,7 pero en distinto orden de ubicación, respetando de este modo, la secuencia inicial de 1/7. Estos números decimales correspondientes a la primera división del número 1 por el número primo 7, funcionan como paquetes de información (datos) que le dan a la octava correspondiente, los mensajes entre espacios matriciales, para que esta mantenga su proyección sin contaminarse cuando va perdiendo las notas en su trayecto desde su inicio en el EMmental como dodecava hasta terminar en el EMfísico como pentava. Esto será desarrollado más profundamente en otro momento, por alguien que maneja mucho mejor que yo los números primos y sus relaciones. Por ahora sólo es necesario saber que los números primos son los responsables de la coherencia de las octavas.
Si bien todo lo dicho en los secretos de las octavas I, II y III fue necesario para su comprensión, ahora ha llegado el momento de caminar por el borde de la Cinta, donde los universos se tocan, y los lados del péndulo se funden, entrando en continuas paradojas donde pareciera que lo dicho antes se contradice con lo dicho ahora y que nada es lo que parecía ser. Entrar en detalles matemáticos y geométricos intentando dilucidar como trabaja la creación, es una tarea ciclópea, y diría que imposible de llevar a cabo de forma correcta, pues tendríamos primero que salirnos de este espacio matricial, y observar todo desde uno o incluso dos o tres espacios matriciales superiores, para que la matemática pitagórica y la geometría euclidiana tenga un poco de lógica en su análisis, así que no me meteré en estos asuntos de las “ciencias exactas”, y sólo me dedicaré a reseñar el proceso de desdoblamiento desde una perspectiva energética simple.
En la generalidad del movimiento de una octava hay dos puntos que podríamos definir como de inestabilidad vibracional, uno en el intervalo (si-do), y otro en el intervalo (mi-fa), donde son necesarios choques conscientes (energía extra) para que la octava siga su curso y no entre en recurrencia. Por lo general estos choques conscientes no se producen, y queda librado a la “causalidad” (causa y efecto), que un choque inconsciente le de la energía extra, justa y necesaria para acomodar la octava. En realidad todos los puntos de una octava se pueden considerar inestables si alguna disonancia perturba su movimiento, convirtiendo ese punto en una inflexión artificial, pero dejemos esto para otro momento y centrémonos en los puntos de inflexión naturales (si-do) y (mi-fa). El choque consciente en estas disonancias tiene que mantener la forma o información inicial del número primo 7, o sea 142857…, compuesto por tres primos (2-5-7) y tres no primos (1-4-8) para que siga siendo acorde con el movimiento de la misma en la tridimensionalidad, pues el equilibrio entre estas dos triadas define la dirección vectorial de la octava. Pero muchas veces, y casi siempre cuando el choque es inconsciente por causalidad, la energía es tomada de cualquier otro número primo, por ejemplo del anterior, el cinco (5) o el siguiente consecutivo, el once (11) tantas veces visto últimamente y tan desafortunadamente famoso. En este caso al dividir 1 en 11 nos dará la secuencia recurrente 0,09…, creándose una octava desdoblada a partir de la original donde al limitarse el movimiento a dos notas, cero 0 en (si o mi), y nueve 9 en (sol# o do#) según el caso, esta binota disonante actuará como un diapasón que vibra entre (si–sol#) o (mi–do#),…” Las notas (si) y (mi) son tomadas como el inicio del desplazamiento, o sea el 0 del movimiento en la octava dodecaédrica. Si (mi=0), y seguimos el ciclo de la dodecava, entonces sería: (mi=0–fa=1-fa#=2-sol=3-sol#=4-la=5-la#=6-si=7-do=8-do#=9)=(mi–do#)=(0,9). El mismo proceso es para (si–sol#). De esta forma se produce un desdoblamiento de la octava original y se convierte en (do) inicial, el punto donde se produce la disonancia, sea en (si) o (mi). Imagine una imagen fantasma de la primera, como cuando el sintonizador de su televisor está ligeramente desintonizado y produce un efecto de sombra transparente que acompaña en movimientos a la original.
Pasemos a un ejemplo práctico para comprender el proceso. La octava desdoblada más conocida por todos en este espacio, es la octava del Demiurgo. Cuando en el intervalo (fa-mi) comete el error y quiere subsanarlo creando a los daimon, el Demiurgo tiene que usar la energía de un número primo acorde a la vibración de la octava matriz. Como su espacio matricial original es de un entramado 12×12, el número primo mas próximo que tiene es el 11 y el 13, este último daría una secuencia de 0,076923… creando un ciclo completamente diferente al de la octava descendente de creación del Do, iniciando una octava desdoblada en un ángulo de (xº) que la alejaría cada vez más de la original, entonces decide utilizar el once 11 como número primo más apropiado, pues actúa como corte (copy-paste) creando una octava desdoblada paralela a la original, donde (fa) será el punto cero (0) y (sol#) el punto nueve (9), transformándose entonces (fa) en (do) e iniciado la actual octava del Demiurgo o clave de (fa). Esta octava mantiene la dirección y secuencia de la original 142857… pero no siendo la original sino una desdoblada de la octava del Do en (fa), o sea una copia imperfecta de la primera.
Otro ejemplo mucho más cercano son las octavas de los comentarios de los artículos, donde un comentario disonante o con la energía justa de la causalidad inconsciente, puede ocasionar el desvio de la octava en un ángulo de (xº) alejándola completamente del artículo, o la creación de una desdoblada paralela, siguiendo la línea pero con una energía completamente diferente, como lo visto más de una vez en este espacio, por ejemplo con el asunto del cordero y los animales en el artículo el borde que acomodé luego con dos números primos en el artículo al dente. En nuestro espacio matricial 4×4 los números primos más cercanos que disponemos son el 2, el 3 y el 5, pero ninguno sirve para el propósito pues éstos trabajan como puntos de anclaje al ser recurrentes de un sólo dígito, 1/3=0,3…, o no ser recurrentes en su división, 1/2=0,5 y 1/5=0,2. Entonces nos quedan a mano como posibles candidatos el 7, el 11 y el 13. También observarán que (sol#) está a media nota de (sol), y es justo en ese punto donde el Demiurgo tiene la oportunidad de subsanar el error y montarse nuevamente en la octava original, pasando de (cFa) a (cSol) y vibrando nuevamente acorde al Do. Para eso necesita que se llegue a la masa crítica de consciencia planetaria para tomar la energía necesaria para la inflexión artificial en (sol#). Ahora la pregunta fundamental, ¿Cuál es el número primo necesario para acomodar nuevamente la octava? y ¿cuál el número primo en (sol) para mantenerla? Pues indudablemente los mismos que la desviaron, 11 y 7, y si dividimos once en siete, 11/7 = 1,571428… verán que está muy cerca de 1,564…, y ¿Qué le recuerda este número? Desplace un decimal hacia la derecha y verá la magia de la creación delante de sus ojos. Nuevamente nada es lo que parece, y lo que antes parecía una cosa, ahora parece otra, quizás luego descubramos que la copa realmente existe, pero no donde pensábamos que existía, sino en el mágico universo del borde de la Cinta.
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El_aprendiz » 142857: Un número realmente interesante