Forjando espíritu
Hablar de alma y espíritu resulta complicado pues difícilmente se entenderá con palabras ni con razonamientos intelectuales. La captación de conceptos y energías resulta básico para poder abarcar el contenido que subyace detrás de las palabras. Pero merece la pena adentrarnos en tratar este tema tan importante, muchas veces pronunciado y pocas comprendido.
Todos los seres vivos tienen alma, pero no todos tienen espíritu, éste debe ser formado por derecho propio pues es el enlace entre lo divino y lo humano, entre el Ser y la materia. El Ser para poder manifestarse en la materia necesita de un cuerpo de enlace apropiado que contenga y permita su propia vibración y energía. La unidad de carbono o avatar, a través de su alma, concedida por derecho de vida, es el encargado de forjar dicho cuerpo de enlace que será único y particular de cada Ser identificándonos como particularidad dentro de la generalidad, que nos distingue y nos une a la vez al Espíritu Universal de Vida.
Si el alma, como cuerpo de enlace de la personalidad inconsciente, se asienta principalmente en el centro emocional, el espíritu lo hace a través del centro espiritual, que es la simiente y conexión con los reinos superiores del Espíritu; y la sustancia de la que se forma el espíritu es la consciencia, pero no una consciencia subjetiva o virtual, sino una consciencia cristalizada.
La expansión de la consciencia tiene mucho que ver con captar, abarcar y finalmente contener el alma de las cosas, el alma que porta la información, la energía esencial que contiene el objeto para ser transformado en sujeto, absorbiendo sensaciones que iluminarán sectores inactivos para, primero expandir, y luego cristalizar en consciencia.
Cuando decimos “el alma de las cosas”, nos estamos refiriendo a la información consciente que contiene el objeto en cuestión. Todo cuanto llega a nosotros, tanto información como acontecimientos, son los objetos como posibilidades o estímulos. Y el sujeto no es otro que la Consciencia del Ser.En este proceso es importante saber separa sujetos de objetos, saber destilar lo importante de lo superfluo e intentar abarcar lo que hasta ahora era ignorado para a continuación poder ser contenido por la esfera de consciencia de forma natural y equilibrada.
A través del centro espiritual creamos nuestro propio arquetipo con la sustancia del alma de los objetos o información consciente que captamos, la esencia de las cosas, que, por emoción sublimada y silencio interior, impulsarán la alquimia necesaria como consciencia cristalizada del propio espíritu en formación. Será parte de la expansión de la esfera de consciencia, primero abarcándolo haciéndose consciente de su realidad, para después contenerlo como sustancia cristalizada del propio espíritu forjado, convirtiéndose en un enlace consciente de sí mismo capaz de manifestar al Ser.
Del mundo de las teorías y las creencias subjetivas debemos pasar a las certezas encontradas, por la propia amplitud de consciencia, la captación y absorción de la esencia de las cosas. Es entonces cuando comienza la creación y formación del espíritu propio que, a través de las verdades encontradas y la experimentación, irá tomando consistencia o cristalización.
Todo tiene que ver con la búsqueda y el encuentro de una realidad existencial, de nuestra identidad como Seres dentro del Espíritu Universal de Vida, del encuentro de nuestra verdad dentro de la Verdad Universal.
Cuando el enlace ha sido conquistado y el espíritu forjado, el alma queda subordinada a la conexión con una realidad superior y el Ser podrá expresarse a través de su propio vehículo.
Ángel .º.
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DDLA Tv 2×14 – Tierra Hueca / Entrevista a Lacerta / Grises y reptilianos