Claro está que estamos tratando de explicar y entender algo adimensional, una singularidad, desde una perspectiva subjetiva tridimensional. Tendríamos que tomar como base, por lo menos el comportamiento del torus en su nivel péntadimensional, y verlo desde una perspectiva cuántica, para acercarnos siquiera un poco a la verdadera comprensión de la partícula divina. Pero a grandes rasgos podríamos decir que la partícula divina somos nosotros, nuestra esfera de consciencia lleva la información necesaria para el proceso de creación, somos el ADN del Do. Por algo el segundo choque consciente (fa-mi) de la primera octava fue la vida consciente en el universo. Este no podía ser creado sin el ADN correspondiente. Ahora dormidos y muertos, este poder es usado por los que lo conocen, llevándonos inconscientemente a proyectar mediante nuestra partícula divina esta realidad. Cuando despertemos, y logremos ser Humanos y Viryas, nuestro propósito será AMAR y CREAR conscientemente el universo que queramos, mientras tanto, como Pasús y Lhumanus, seguiremos siendo devorados por el espacio y el tiempo de otros que conocen el secreto. Seamos tiempo y espacio, seamos existencia y vida, seamos consciencia y Ser y la creación estará en nuestras manos.