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Llegado este momento donde observo en los lectores un significativo avance de consciencia, e interés en ciertos temas, es hora de entrar en detalles más finos en determinadas ideas y conceptos habitualmente usados en los artículos, pero a la vez se entra en el,”dilema del autor”, pues también son temas reservados para el próximo libro “Cosmogénesis de la Creación, la vida consciente del universo” y se solapan las primicias. Aun así, considero necesario tratarlo ahora, así que veremos un avance del tema en la generalidad, que luego, llegado el momento, desarrollaremos en la particularidad.
Comencemos con lo más simple, que es la visión desde la tridimensionalidad de los conceptos de vida y de consciencia. Según la ciencia y desde el punto de vista de la biología, el término vida hace referencia a aquello que distingue a los reinos animal, vegetal, hongos, protistas, arqueas y bacterias del resto de realidades naturales. Implica las capacidades de nacer, crecer, metabolizar, responder a estímulos externos, reproducirse y morir. La consciencia es para la ciencia un estado de la conciencia, que es en términos generales el conocimiento que un ser tiene de sí mismo y de su entorno, pero también se refiere a la moral o a la recepción normal de los estímulos del interior y el exterior. Por lo tanto, consciente deriva de conscientĭa que significa, literalmente, “con conocimiento”, del latín cum scientĭa, y es la capacidad de ser conscientes de todo ello y de sí mismo como particularidad dentro de una generalidad. Por consiguiente, la vida consciente es aquella que se reconoce como tal y deja de pertenecer a una generalidad. “Si el perro supiera que es perro, dejaría de ser perro”.
Ahora bien, este párrafo anterior es la visión más estrecha de la vida consciente, pues abarca solo lo superfluo del concepto, sin tocar para nada las capas más profundas, las capas de la información consciente que forma tanto la vida como la consciencia que puede contener. Como vimos en el artículo FormaTierras, luego que la vida es inseminada en un astro por medio del Tubo de Mauri, la información consciente que éste inocula, aporta los algoritmos necesarios para que ésta comience por “generación espontánea”. Estos algoritmos no se limitan solo a un espacio 3D, sino que son multidimensionales, abarcando todas las capas energéticas que compondrán la vida creada a partir de esos algoritmos. Esa información consciente también contiene los campos mórficos de toda la vida que se creará, pero no en la individualidad de la vida a formar, sino en la generalidad de esa creación. Me explico, un campo mórfico es un contenedor de las formas diseñado para la vida que va a ser creada, una plantilla que limita el horizonte de su propio evento, por ejemplo, limita la forma y crecimiento de un limón, o de una zarigüeya para que éstas sean “iguales” entre si y que un limón no tenga la forma de una zarigüeya o viceversa. El campo mórfico es el “molde de las formas” en todos los cuerpos que forman la materia. El Tubo de Mauri contiene un algoritmo “madre” o base, del cual se construyen todos los demás algoritmos que forman la vida. Según las necesidades de cada campo mórfico el algoritmo es más o menos complejo, por consiguiente, una ameba o un protozoo, tienen la misma base algorítmica que un elefante o usted, con la diferencia de que el algoritmo de la ameba es menos complejo que el suyo. Suma y resta para uno, y cálculos diferenciales para otro, o sea que la diferencia está en la complejidad del algoritmo que la forma de vida necesita para manifestarse en la materia.
La vida no alberga consciencia, pero sí conciencia, o sea que es consciente de su entorno e interactúa con éste, pero no es consciente de sí misma. Cuando una vida es considerada propicia para albergar la consciencia, ésta también se “inocula” en la forma de vida elegida para contenerla. Esta inoculación se hace mediante un dispositivo que otorga el “primer choque consciente” en sus particulares octavas de existencia. Este choque aplicado en el intervalo (fa-mi) da a la especie elegida la oportunidad de tomar consciencia de su particular existencia, y comenzar el camino de la evolución de la consciencia. ¿Cómo es esto posible? Mediante un dispositivo que Hollywood ya se ocupó de mostrar y la NASA de ocultar, el Monolito Negro (MN). Cuando este dispositivo hace contacto con una especie determinada y elegida de antemano por sus características y capacidades evolutivas, transfiere al campo mórfico de la especie un algoritmo que activa el código de acceso para que la conexión con determinados estados de conciencia se active, y comience a observarse como una individualidad y no como un colectivo. A partir de ese choque, la consciencia comienza a desarrollarse y se encuentra capacitado para albergar la vida consciente del universo. El Ser se manifiesta por primera vez por transmigración y no por conexión, como sucedió con el Logos Christos en Jesús, o sea que los primeros seres vivos inoculados con consciencia, no nacen conectados al Ser, sino que se enlazan ya nacidos, la vida consciente se manifiesta transmigrando al cuerpo del nuevo avatar un Ser en su estado de Kar-Vidico. Sus futuras generaciones ya nacerán enlazadas, aunque sus Seres no se manifestarán hasta miles de años después, cuando logren expandir su esfera y construir su espíritu como ahora intentamos hacer nosotros, despertando del sueño eterno de la inconsciencia de la ameba.
En este proceso es fundamental conocer nuestro verdadero origen, cosa que nos han negado desde que la cábala tomó el poder, pues la consciencia es la vanguardia para lograr la liberación y ser lo que verdaderamente somos, la “vida consciente” de este bendito planeta, nuestra nave interestelar Gea, que nos está transportando lento, pero sin pausa, a nuestra nueva realidad. Somos los herederos de la tierra, somos los dioses protectores de su inconsciente o morfología psíquica planetaria, es hora de que nos hagamos cargo de nuestro origen y procedamos como tal. Esto es una pequeña introducción de lo que, en su momento, cuando sus esferas se expandan, podrán vislumbrar, mientras tanto, sigan practicando hasta lograr hacer un buen huevo frito desde la consciencia.