SIN MIEDO
Cuando éramos críos nos inyectaron el miedo, ese poderoso virus que enseguida se ramifica y se extiende por todo el sistema infectándolo de inseguridad, de debilidad y de temor. Con cada regañina, cada advertencia, cada amenaza y cada cuento de los mayores inconscientes se iba apoderando de nosotros, desconocedores de la manipulación y el control, ese sentimiento de miedo al pensar, hablar y hacer libremente. Pero cada mayor, sean familiares, vecinos o profesores, eran parte del control sin percatarse de ello, por lo que no hay que buscar culpables sino el propio sistema y paradigma que imperaba.
Es entonces cuando comenzamos a mirar con recelo la oscuridad, cuando empezamos a mirar con desconfianza a los demás, cuando empezamos a ocultar nuestros propios sentimientos y pensamientos, cuando empezamos a dejar de ser nosotros mismos para convertirnos en uno más de la sociedad, asustadizos, acobardados, temerosos de cualquier sombra fugaz.
El miedo paraliza, coarta y detiene el libre desenvolvimiento de la esencia interior, infecta todas las vías de expresión y comunicación, nos acompleja, nos frena, acrecienta nuestra desconfianza, manipula nuestros pensamientos y emociones dándonos una falsa sensación de apocamiento, de debilidad y de indefensión.
Todo lo contrario del Amor, que nos llena de vida y de expansión, de confianza y de FE. Nos eleva la frecuencia de energía, que nos da alas y fuerzas para emprender cualquier acción y propósito, y que nos hace ver la vida como una aventura sin igual y un mundo por descubrir.
Claramente hemos podido sentir que mientras más miedo menos Amor hay, y que mientras más Amor habrá menos miedo, siendo inversamente proporcional pues son antagónicos y contrarios por naturaleza. El miedo nos aleja de los demás y el Amor nos acerca y nos une, el primero nos hunde en la mediocridad del ego y el segundo nos eleva hacia la majestad del SER.
Si tuviéramos que ponerle un nombre al enemigo interior, ese nombre sería miedo. El miedo a perder lo que se posee aunque sea poco, el miedo a no ser aceptado y comprendido, el miedo a cambiar porque nos hemos acomodado, el miedo a mirar en nuestros abismos internos, el miedo a reconocer nuestra propia miseria e inconsciencia, el miedo a la verdad porque duele y el miedo a Ser íntegros por el vértigo a las alturas.
Observado desde la consciencia, en realidad nada poseemos. Todo va y viene, todo fluye y refluye en el gran juego de la Vida. Casa, automóvil, objetos, trabajos, dinero, prestigio, personas cercanas… están por un tiempo y luego desaparecen, cambian unos y vienen otros mientras paseamos por el gran teatro, unas veces como actores principales en el escenario y otras como simples espectadores de butaca. Hasta el mismo cuerpo, algún día no será más.
Entonces, a qué tanto miedo, qué tenemos que temer si como SER no nos falta nada, nada podemos perder y todo lo material que poseemos es sólo prestado, efímero, temporal… El día que apartemos todo lo que creemos ser y no es, descubriremos lo que en verdad Somos.
Vivir con miedo es negarse a la Vida, vivir sin miedo es abrazarla y Ser Uno con ella, fluyendo incesante por el gran río de la Existencia, porque la Verdad nos habrá hecho Libres.
Ángel
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DDLA Tv 1×06 – Pensamiento programado y Conociendo el engaño