Formagénesis
La ciencia se debate entre dos teorías sobre la vida, una evolucionista y la otra creacionista, una respaldada por la biología y la otra por la teología, una cuyo mayor defensor es el paradigma científico, y otra cuyo mayor defensor es el paradigma religioso.
El evolucionismo es una “teoría” científica que sostiene que las formas más complejas de vida provienen de formas menos complejas y que la materia orgánica proviene de la inorgánica, postulando que la vida humana proviene de la vida animal, concretamente que el ser humano desciende del mono.
La sociedad actual está basada en cimientos prefabricados por las mentes de individuos como Darwin, Malthus y Smith. Principios que desde la escuela nos adiestran para creer que en la naturaleza se vive en una interminable competencia donde la supervivencia del más fuerte conforma la selección natural.
Estos principios fundamentales de la biología ideados por un eugenista como Darwin sirvieron de complemento perfecto al modelo de Smith para estructurar la sociedad actual basada en la competitividad, el esfuerzo, el individualismo y en la supremacía de las élites.
La palabra creacionismo proviene de crear, que significa sacar algo de la nada, es decir que lo creado proviene de una realidad que no existía antes, de tal forma que el creacionismo postula que Dios es el único Ser que puede crear de la nada, por lo tanto, la creación sólo puede venir de Dios. Según la “teoría” creacionista pura, Dios creó directamente el universo y todo lo que éste contiene, incluyendo los seres humanos. Esta teoría intenta justificar la existencia de las religiones.
Podemos decir, sin temor a equivocarnos, que ninguna de las teorías expuestas es correcta, el evolucionismo es erróneo y el creacionismo es limitado, pues la creación es mucho más sorprendente que la evolución de un mono que se cree hombre, o la de un Dios creando a un hombre que actúa como mono.
¿Por qué nos quedamos en la teorías y no tenemos acceso a las certezas acerca de nuestro origen? Todo ser vivo tiene memoria genética, que no es lo mismo que conciencia genética, sin ella no podría existir. La memoria genética es la encargada de transmitir y reproducir las especies, por eso el cuerpo sabe qué célula corresponde que sea parte de una mano y cual de un hígado, la ciencia está ahora entendiendo cómo funciona a través del estudio y decodificación del genoma humano, lo que no sabe aún es que el gen trae en su interior también una conciencia genética, igual a la de nuestros amos, con la diferencia que no está activada, en realidad si lo está, pero tenemos el acceso denegado, como los archivos protegidos del sistema que solo pueden ser manipulados por el https://detrasdeloaparente.com/wp-content/uploads/2011/02/La2BmanipulaciC3B3n-1-1.jpgistrador, esta conciencia genética forma parte también del código fuente del hombre, fuimos creados a imagen y semejanza, no porque seamos físicamente iguales a nuestros creadores, sino porque usaron su imagen genética para hacerlo, por consiguiente también heredamos sus atributos, pero solo somos semejantes, porque limitaron muchos de ellos para que no pudiéramos revelarnos.
¿Si tuviéramos acceso a nuestra consciencia genética que recordaríamos de nuestro origen?
Las cepas originales fueron implantadas en la tierra por los más antiguos seres del universo, creadores de la materia, los Logos o Génesis (Sistemas Genéticos). Por eso el nombre del primer libro del pentateuco hebreo, Génesis, “el origen” de la vida, (oriente genético). Entonces podríamos llamar por relación, a la primera cepa implantada en este o cualquier otro planeta, también Génesis.
Las primeras cepas o “Génesis” implantadas en el planeta eran formas de vida de una línea evolutiva común, sistemas genéticos que guardaban la información de todas las especies de las líneas evolutivas que luego poblarían el planeta. Células madre obtenidas del cigoto del Quantar correspondiente a este universo, y seleccionadas exclusivamente para este planeta y su jerarquía
Es decir que el universo utiliza octavas de diseño y octavas de creación para proyectarse holocuánticamente, Una octava de diseño es aquella octava cuya intención inicial y propósito final es delinear los patrones que se utilizarán en una octava de creación. Estas octavas de diseño están formadas por clúster de información consciente llamados OmC (Omnipresencia Cúbica) Estos OmC contienen los “supraparadigmas” o “modelos de diseño”. En el caso de nuestro sistema Solar dodecaédrico ese OmC está compuesto por un cubo de 5832 clúster de información consciente. Esto cubre toda forma de creación y sus grados jerárquicos del sistema solar y quizás de la galaxia. De estos 5832 clúster se tomaron 64 para terraformar Gea, GÉNESIS 64, Sistemas Genéticos compuesto por un OmC de 4³=64. Un cubo formado por 64 clúster de información consciente cuyas infinitas combinaciones, dan origen a toda la vida orgánica e inorgánica del planeta, desde una molécula de H2O, hasta las formas de vida más complejas que se puedan encontrar. Con esto vemos que no sólo la vida como la conocemos está dentro del diseño, sino también los elementos que la componen y sus posibles combinaciones…