Televisión
La televisión es un sistema para la transmisión y recepción de imágenes en movimiento y sonido a distancia que emplea un mecanismo de difusión. Es el medio de comunicación de masas por excelencia. Sin embargo, no fue concebida para dar respuesta a ninguna necesidad inmediata. Cuando el hombre se propuso transmitir imágenes a distancia, no pensaba en una recepción masiva e indiscriminada, sino en un servicio público que permitiera la comprobación de documentos, el envío de planos o imágenes para trabajos técnicos, o para la simplificación de trámites burocráticos.
Sin embargo, una vez creado el soporte técnico necesario, algunos científicos comprendieron que la televisión podía repetir el éxito de la radio.
En poco más de cincuenta años transcurridos entre las primeras emisiones regulares y el momento actual, la televisión ha saltado de los laboratorios al domicilio de miles de millones de personas en el mundo entero.
En relación al grado de influencia que puede llegar a ejercer sobre las personas, se ha comprobado que “la gente aprende por la televisión” y que ésta puede afectar diferentes áreas del televidente: Cognitiva, emocional o conductual. Los psicólogos Bandura y Walters, a finales de la década de los setenta, investigaron los efectos de la exposición a conductas violentas. Sus resultados expresan que los niños participantes en sus experimentos tienden a repetir la conducta de los modelos, pocos minutos después de haberla observado. Este hecho se ha convertido en una poderosa evidencia, acerca de los riesgos de la exposición a determinados contenidos de la televisión, particularmente aquellos que responden a conductas antisociales.
Esto quiere decir que el televidente puede adquirir nuevas respuestas que previamente no tenía incluidas en su repertorio conductual, o inhibir otras conductas. Después de diversos experimentos, se llegó a la conclusión de que la observación de violencia fortalece las tendencias agresivas de los niños; que los modelos televisados son importantes fuentes de conducta social y no pueden continuar siendo ignoradas como una clara influencia en el desarrollo de la personalidad.
Produce una sobrecarga sensorial excesiva. El ritmo de la televisión es tan rápido que al niño no le da tiempo más que a similar unas pocas imágenes. El sistema nervioso está sobre excitado y sobre estimulado, y así, la mayoría de las imágenes pasan directamente al subconsciente sin ser procesadas.
Se hace evidente que la televisión es causante de daños que van desde las afecciones oculares hasta la deformación de la mente de los televidentes, debido al alto contenido de sexo y violencia en sus mensajes. La televisión actúa como incitadora al consumismo irracional, la ruptura de la comunicación en familia entre otras consecuencias negativas. Este medio ha causado más daños que beneficios a la humanidad.
En cuanto a los efectos de la televisión sobre nuestro cerebro, tras estudiar la actividad cerebral al momento de mirar televisión, los científicos pudieron detectar que en apenas un minuto pasa de “ondas beta” a “ondas alfa”. Las ondas beta se producen cuando el cerebro tiene activas todas sus funciones, mientras que las ondas alfa corresponden a un estado de ensoñación, parecido a la hipnosis, en donde las operaciones lógicas, la comprensión y la asociación quedan detenidas. Esto quiere decir que al momento de mirar la tele, nuestro cerebro apenas si funciona. Lógicamente, en ese estado, somos mucho más manipulables.
A largo plazo, la principal consecuencia de esto es que la capacidad de atención se deteriora. El cerebro se acostumbra a esa especie de aletargamiento y por eso se hace difícil enfocar la mente intensivamente en algo. Esto significa que el cerebro está literalmente bombardeado por una multitud de estímulos. El estrés derivado de esta actividad puede pasar desapercibido a nivel consciente, pero no para el resto del organismo. Si a esto se suman contenidos violentos o altamente tensionantes, el cuerpo responde produciendo cantidades importantes de adrenalina. De este modo, un rato de televisión puede ser perfectamente equivalente a una fuerte pelea. Adicionalmente, esa velocidad en la recepción de estímulos puede estar en la base de la impaciencia que es tan frecuente hoy en día. Tal vez por eso cada vez estamos más marcados por la idea de “¡lo quiero ya!”.
Dicen que la televisión es “para informar”; en realidad solo es un medio por el cual se nos engaña y se nos dice que pensar, que hacer ,como vestir, que comer, y como vivir nuestra vida.
Cuando visione algún contenido, tenga presente como puede afectarle. Y trate de tomar consciencia al respecto de lo que ve.