El camino del aprendizaje
No resulta fácil encontrar muchas almas inquietas que quieran aprender, expandir sus consciencias y aplicarlo en su diario vivir. Pues existe una mayoría que, aunque se quejan a menudo, no están dispuestas a indagar, a invertir su tiempo y energía en aprender cómo funcionan las cosas, las causas del sufrimiento y dolor, el origen de su desdicha. Prefieren manejarse de una forma mecánica, dependientes de los estímulos externos y a fuerza de impulsos emocionales.
Pero para aquellos que no esperan que alguien venga a rescatarlos, que un buen dirigente venga a arreglarlo todo o que un salvador les consiga su libertad, para ésos digo, comienza el camino del aprendizaje. Un aprendizaje que le llevará inevitablemente a conocer el mundo que le rodea, quién y cómo manejan los hilos de esta realidad, pero sobre todo a conocerse a sí mismo, si es que quiere traspasar el velo de la ilusión y dejar de buscar culpables para encontrar soluciones.
Tendrá que enfrentarse al engaño y la manipulación al que somos sometidos, pero también, y más importante si cabe, al engaño de sí mismo, al sueño de la conciencia y a su propia falsedad consentida, que dan soporte y alimento a la falsa realidad de una Matrix artificial.
Muchos caminos se abrirán entonces que incitan a llamar su atención, algunos serán simples procesos necesarios para seguir creciendo, otros sutiles tentaciones para perderse en la espesura. También experimentará la soledad y la incomprensión, pues comienza a salirse de un mundo alienado para ir al encuentro de su propia identidad, para terminar asumiendo su propia responsabilidad, que lo llevará a escuchar una sola voz entre todas la voces y un solo camino en pos de su Libertad.
Sin embargo, lejos de buscar su propio interés y conveniencia, conforme va ganando peso su propio centro de gravedad, no podrá quedarse impasible ante el sufrimiento ajeno y su naturaleza indómita le impulsará a la acción por los demás, a ayudar a otros mientras se ayuda a sí mismo, pues nunca fue la libertad cosa de uno, ni puede el Amor expresarse sin la acción de la consciencia.
El camino del aprendizaje es un camino de Vida, no de fines ni de metas, pues este camino no tiene final; es búsqueda, pero también encontrar; es vaciarse, para volverse a llenar; es esfuerzo, y también satisfacción; es saber que habíamos olvidado… para volver a recordar.
Sentido del humor
Entre la frivolidad y la seriedad, entre el que se ríe de todo y el que se toma las cosas con excesiva gravedad, entre la ironía hiriente que se burla sin consideración y el que no puede reír porque está demasiado inflado de sí mismo… tenemos el sentido del humor.
Dicen que el sentido del humor es un rasgo de inteligencia, y añadiría que de consciencia, cuando uno sabe reírse de los avatares de la vida separándose de los problemas y viéndolos como parte de un juego. El que se castiga por las equivocaciones y la inconsciencia está tan metido dentro de sí mismo que no ve la obra completa, ni el aprendizaje que siempre conlleva.
El que se ríe, hasta de sí mismo, se coloca por encima de sus errores en un acto de re-conocimiento, mientras que el que se lamenta y se sigue fustigando continúa ubicado dentro de sí y sujeto a los opuestos del premio o castigo.
Somos niños jugando y probando con cada nuevo juego. El niño experimenta, aprende, juega, ríe y sigue jugando para aprender más. Si se cae se levanta, si pierde prueba de nuevo, si se cansa juega de otra manera; pero con la risa a flor de piel, con los ojos muy abiertos y con el corazón entregado.
La risa puede ser el camino más corto entre dos personas y también un buen comienzo de amistad. Y es que cuando reímos nos igualamos y ponemos al mismo nivel, compartimos y participamos de la alegría relajando la tensión. Incluso nuestras células del cuerpo perciben esa alegría como un mensaje de “todo va bien”.
Cuenta Diógenes Laercio que a Metrocles se le escapó una sonora ventosidad mientras tomaba una clase de filosofía. Tan grande fue el rubor que le sobrevino que se encerró en un cuarto con ánimo de dejarse morir de hambre. Crates entró a consolarlo tras ingerir comida flatulenta y, como no pudo persuadirlo diciéndole que no había cometido ningún absurdo sino que más bien sería cosa monstruosa no despedir los flatos según marca la naturaleza, soltó él también su flato, con lo cual los dos rieron y Metrocles dejó de sentir vergüenza.
Escribe Comte-Sponville: “Se puede bromear acerca de todo: el fracaso, la muerte, la guerra, el amor, la enfermedad, la tortura. Lo importante es que la risa agregue algo de alegría, algo de dulzura o de ligereza a la miseria del mundo, y no más odio, sufrimiento o desprecio. Se puede bromear con todo, pero no de cualquier manera. Un chiste judío nunca será humorístico en boca de un antisemita. La ironía hiere, el humor cura. La ironía puede matar, el humor ayuda a vivir. La ironía quiere dominar, el humor libera. La ironía es despiadada, el humor es misericordioso. La ironía es humillante, el humor es humilde”.
En realidad hay muchos tipos de ironía, como hay muchos tipos de humor. Los hay con sentido crítico constructivo pero también burlones, los hay inocentes pero también hirientes, los hay que alivian y ayudan en una situación pero también inoportunos. Luego tenemos personas con las que puedes bromear de casi todo y otras a las que no les sienta nada bien. De cualquier manera tener sentido del humor es tener facilidad para reír, y si no somos capaces de reírnos la existencia nos sabrá muy amarga por mucha filosofía que tengamos.
Quizás una de las lecciones más importantes que tengamos que aprender es a saber reírnos a pesar de todos los pesares, pues si hemos dejado de Ser niños y no tenemos sentido del humor, si hemos abandonado la alegría y vivimos en la gravedad y en la monotonía de una aburrida existencia… es que nos han derrotado.
Ángel .º.