Considerando
Una de las cualidades que caracterizan a un verdadero ser humano es la expresión del Amor como energía primordial de la Creación, y éste se manifiesta como Consideración Externa Hacia el Prójimo (CEHP), es decir, la capacidad de ponernos en el lugar del otro para entender y sentir lo que piensa y siente. Entonces resulta fácil respetar a los demás y el mismo entorno en el que vivimos, pues hay un enlace, una conexión, que tiende a unirlo todo. Lo que daña al otro lo sentimos como daño propio, y lo que le beneficia también lo sentimos como propio beneficio.
Esta cualidad propia de la naturaleza humana es intrínseca a la consciencia del Ser y le confiere una facultad trascendente, pues difícilmente dará lugar a las confrontaciones, las guerras o la violencia, tanto verbal como física, porque esa energía se convierte en Amor en acción, donde uno siente y empatiza con los sentimientos del prójimo y sabe ponerse en su lugar para dar la importancia que se merece a cada situación o problema, procurando así, no una reacción, sino una acción consciente proporcionada.
Las nociones más representativas que podemos tener se remonta a otros tiempos, cuando los vecinos se comportaban como una familia, cuando compartíamos una comida o nos preocupábamos si alguien estaba mal, cuando compartíamos juegos, inquietudes y tertulias, cuando nos apoyábamos unos a otros en las vicisitudes de la vida y nos animábamos con solo estar juntos. También lo podemos ver en las tribus y aborígenes que todavía quedan, donde viven una existencia mucho más natural, donde cuidan unos de otros y de su entorno como parte fundamental de la comunidad.
Pero luego dejamos que nos dividieran, que nos alejáramos unos de otros, que nos aisláramos de los demás. Nos dieron nuevas metas, nos ofrecieron un futuro prometedor, si estudiabas mucho, si encontrabas un trabajo bien remunerado, si empleabas todo tu tiempo en esforzarte por conseguir triunfos, sacrificando a familia y amigos, si comprabas todo lo que la sociedad te ofrecía: tecnología, comodidad, placeres… Ahora estamos tan absortos en sí mismos que no tenemos tiempo para los demás, y cada uno corre detrás de sus deseos e ilusiones, con una desconsideración fría e insensible hacia los demás, porque solo nos dedicamos a satisfacer nuestro ego insaciable.
El verdadero Amor es una energía primigenia y universal que todo lo une, no una simple relación romántica entre dos personas, ni es sentarse en posición de loto enviando vibraciones a todo el mundo esperando que con ello todo se arregle. El Amor tampoco es la contemplación pasiva que todo lo acepta o tolera, ni la complacencia con el sufrimiento y el dolor, sino que se exterioriza en acción consciente y en obras por consideración hacia nuestros semejantes.
No debemos confundir la CEHP con el sentimentalismo ciego e inconsciente del ego. La verdadera consideración es patrimonio de la consciencia del SER, y ésta conjuga sabiamente el sentir con el discernimiento, la empatía con la intuición, lo que posibilita una acción consciente que desestima la simple satisfacción de deseos, propios o ajenos, para cubrir una necesidad verdadera.
La CEHP tiene como base la responsabilidad y el respeto. La responsabilidad de hacer lo que esté en nuestra mano para alumbrar a otros, para mejorar las cosas, y el respeto por las ideas, por las decisiones, y por el camino elegido en esta existencia por cada cual, sea el camino que sea, pues creer que los demás deben pensar o necesitan lo mismo que yo, es otra ilusión del ego.
Ángel .º.