13) El sistema de salud será reemplazado en su totalidad por un sistema de prevención consciente, donde la salud será consecuencia de la educación sanitaria construyendo centros de salud barriales totalmente equipados y gratuitos, logrando así descongestionar los hospitales actualmente saturados y colapsados por concentrar todo en ellos por “intereses” políticos y partidarios. MI
Es más que evidente que la salud del actual sistema cabalista es un negocio y no un servicio al prójimo. Todo el sistema sanitario está diseñado para que nadie realmente se sane, sino para mantenernos en estado de continua necesidad sanitaria y así comercializar con la salud del pueblo, sea por la venta de remedios, cobro por estudios, cuotas, o bonos, que el sistema usa como herramienta de recaudación y corrupción.
Un pueblo está sano si el estado lo permite previniendo y educando en salud, dando las herramientas valederas para que cada Humano no sea “sanitario dependiente” como ahora lo es, y se sane verdaderamente. En el estado actual no es redituable tener un pueblo sano, pues el negocio de la salud no funcionaría.
La atención de la salud debe ser inmediata, y no dilatarse en interminables trámites burocráticos con turnos de atención tan ilógicos, que el enfermo para cuando le toca, ya está curado o fallecido. Con un simple programa de salud preventiva donde en cada barrio exista un centro de salud completamente equipado (mini hospital), funcional y gratuito, se solucionaría el problema, y la atención sería inmediata, tanto en consulta como en estudios, análisis y demás especializaciones médicas que ahora solo concentran los hospitales y que son casi kafkianas poder realizarlas.
La sanidad estatal tiene que ser completamente gratuita, rápida y eficaz, logrando así prevenir y diagnosticar cualquier enfermedad en el momento y no meses después cuando se consigue acceder al sistema luego de interminables intentos fallidos o turnos excesivamente largos, ilógicos e inhumanos.
Los laboratorios emplean a los hospitales como instrumentos de prueba y a los enfermos como conejillos de indias de nuevos “medicamentos” que más que curar envenenan, para así poder mantener al sujeto “crónicamente dependiente” creando nuevas enfermedades que el supuesto medicamento produce como daños colaterales especificados en los prospectos, cuando la cura quizás sea muy sencilla y rápida si ese negocio sanitario no existiera y si la sanidad fuera para sanar y no para negociar.
También se tendría que rever todo el sistema sanitario privado, que es más corrupto e ineficiente que el estatal, cobrando cuotas altísimas por un servicio peor que el hospitalario, aunque evidentemente más rápido, pero maquillado para que se vea más deseable y bonito de lo que realmente es. Tanto en uno como en otro, privado y estatal, los negociados están a la orden del día, pues la oportunidad hace al ladrón y la sanidad privada tanto como la pública está repleta de oportunidades e inescrupulosos ladrones que sacan partido del sufrimiento y enfermedad de los humanos y de la necesidad del pueblo mismo.