Muchas veces el Universo actúa de forma extraña. Nunca se sabe cuando será el momento justo, pero aquel que sigue las señales siempre llega al lugar y momento adecuado para cumplir los designios de la creación. Hoy les relataré una historia reciente de alguien muy querido y apreciado por mí y por todos, alguien que se animó a escuchar su corazón y seguir esas señales que el universo le entregaba, un colaborador y amigo de esta Logia, alguien que encontró al final de su recorrido como peregrino de su destino, el ¿Por qué? y ¿Para qué? de su viaje iniciático a Roma, hacia sus designios como mensajero silencioso de un recado entregado por los Mundos Superiores. Ahora pasemos a contar la historia tal cual me relató.
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No tengo idea de como y porqué venir a Italia. Pensé que los MS me dieron la oportunidad de recordar existencias y algún sentimiento encontrado he tenido en Nápoles y en Roma, donde sin saber italiano me salen solas las palabras
Esta mañana salí del hotel para hacer unas compras de recuerdo para mis seres queridos. Dejé los regalos en el hotel, hice el equipaje y procedí con el check out, no sin antes pedir que me guardarán la maleta. Por las pocas horas que tenia por delante antes de tomar el vuelo de regreso, pregunte en la recepción del hotel como llegar al castillo de Sant’Angelo y de ahí al Vaticano. Fui andando, viendo plazas y plazoletas de lo más hermosas, más tarde tome un capuchino y pregunté al camarero si iba bien encaminado; efectivamente y como un tiro. Al llegar al puente comencé a preguntarme si era normal lo que me estaba pasando; ¿Como puedo ser tan afortunado de estar un miércoles haciendo turismo en Roma sin pagar un céntimo? ¿Qué me trajo aquí? ¿Ir a Nápoles por trabajo, con una reunión de 20 minutos sobre un pago y entregar unos catálogos de baños para un hotel en construcción? ¿Sentimientos por revivir? ¿Recuerdos de antes por recuperar?….de repente y de un plumazo, recibí un mensaje:
“Eres emisario de los MS para notificar el fin y la hora de comienzo de la nueva Humanidad del Dragón.”
Como es comprensible lo primero que se me pasó por la cabeza, fue la ilusión y la fantasía del momento de creerme elegido para dar ese mensaje., pero la respuesta a mis pensamientos no se hizo esperar, pues de saberlo con antelación esa misma sensación pondría en riesgo lo que se vino preparando desde hace tiempo con los medios que me rodean. Y pienso que habría sido así, pues la plaza de San Pedro queda lejos del hotel, y Roma, tiene mucho por ver. Seguí caminando, recordando mis preguntas, ¿Qué hago en Italia? ¿Hubiera venido sin dinero para hacer esto o necesite de un mecenas? Todo este planteamiento de locos comenzaba a tener lógica y sentido, haciendo que las lágrimas brotaran mientras me encaminaba al monolito de la plaza de San Pedro donde debería pronunciar las palabras que me serían dadas, derramando un poco del agua de la botella que curiosamente compre para beber por el camino. Conforme caminaba, tuve imágenes de Bergoglio sentado sin saber cuándo sería el día y quién el mensajero que le daría la misiva. Así que en medio de una multitud de devotos que estaban esperando su momento para hacerse fotos, me encaminé hacia el testigo mudo para cumplir mi cometido. De saber sabido con mucha antelación el cometido, el trabajo podría haberse frustrado por los Demonios, y siendo esa la otra razón, de saber que me trajo a roma, solo unos minutos antes de la ceremonia, ante el monolito de granito donde haría el rito, entregué este mensaje.
“El tiempo y Era de las tinieblas han concluido, desde este momento, cada acto inhumano tendrá la respuesta de Siete actos Humanos, es la relación que equilibra la ecuación, para que la Humanidad del Dragón comience con una nueva era en la Tierra. Ahora derrama agua como sello de lo que debe empezar a correr.”
Tras derramar el agua en el monolito y terminar el ritual de palabras, me gire 180 grados para encarar la fachada vaticana, donde está el balcón del Papa, y con el signo de ICXC levante el brazo y comencé a bajarlo verticalmente como quién cierra un telón, dando así el ritual por concluido. Terminado el acto, no pude evitar las lágrimas, así de sencillo y simple, claro y llano, como el agua derramada, sin sangre ni muerte, ejecutando como un Dragón, para que la Creación continúe su camino y la Humanidad en él.
Para unos pocos miles de turistas que estaban en la plaza San Pedro, no pasó nada, todo seguía igual, unos tirándose selfies, otros haciendo cola en la taquilla para entrar a las dependencias vaticanas. Por mi parte, salí igual que entre; en silencio, sin hacer ruido, satisfecho de haber dado el mensaje, mientras a Bergoglio lo seguía viendo sentado, derrotado y cabizbajo, viéndome salir de la plaza como ladrón en la noche.