No me gusta el futbol, en realidad no me agrada ningún deporte competitivo, aunque miro los mundiales por el simple hecho de ser el único evento, que, aunque inconscientemente, une por un tiempo a los pueblos en sentimiento, intención y propósito hacia un objetivo común. Ayer partió un icono mundial que más allá del sujeto como humano y deportista, cuyas opiniones particulares y subjetivas pueden ser variadas y encontradas, representaba un objeto, y es por esa sencilla razón que me pareció justo y necesario brindarle este pequeño homenaje, para que todos aquellos que lo sintieron como ídolo o referente, puedan tener su momento de duelo y recogimiento. Además, aprovechar para mostrarles cómo nace un paradigma a nivel mundial, pues todos conocieron al sujeto que fue el arquetipo de muchos, pero pocos observaron el objeto que simbolizaba al paradigma que estaba forjándose y que su partida finalmente cristalizó. No me extenderé en el tema, no es el momento ni el propósito de este post, quizás más adelante lo desarrolle en detalle cuando las emociones de muchos se calmen y vuelvan a equilibrarse para poder hablar de este tema sin que nadie se sienta
herido o consternado por su partida. Solo decirle a D.A.M que tenga un buen viaje de regreso a casa, para jugar en el potrero del cielo, su postremo y glorioso último mundial.