Hecha la mudanza quedaba lo mas difícil, la decoración del interior con la energía correcta. Mantener la energía del antiguo DDLA y agregarle la energía del nuevo DDLA sin que pierda la magia de diez años de camino recorrido, de batallas libradas, de experiencia adquirida navegando sin pausa los siete mares de esta realidad. No fue solo mi mano, fue la del equipo de oficiales, ingenieros, decoradores, carpinteros, pintores y demás miembros de la tripulación que supieron interpretar las energías y llevarlas desde las bodegas hasta la cubierta, desde el mascaron de proa hasta el carajo del palo mayor, desde los camarotes de la tripulación hasta el puente del Capitán. Quedan retoques, detalles, pinceladas por aquí y por allá, pero ahora si podemos decir, que el trabajo está hecho y la tripulación satisfecha. Gracias a todos por este logro.  Morféo de Gea.