03/02/2022
Mensaje a DDLA
Comienzan diciendo:
– Escucha: No estamos tan mal.
– Observa bien: Estamos aquí y allá.
Un ser alto, delgado, vestido con una túnica de un material como de liencillo blanco extiende un larguísimo pergamino hacia abajo.
Me acerco a ver qué dice el pergamino, pero se transforma en una larga escalera de piedra.
Subo y llego a una ciudad de piedra antigua. Desvío la mirada y cuando vuelvo a mirar sólo hay un desierto.
Delante de mí, sobre el horizonte, veo el sol. Se mueve siguiendo la línea del horizonte hacia mi derecha y desde ahí sube al centro del cielo y baja por la izquierda. Repite tres veces ese movimiento.
Me veo las rodillas lastimadas y me arrodillo en la arena que está tibia. Me recuesto y giro (ruedo) tres veces. Quedo de espaldas sobre la arena mirando el cielo, ahora nocturno, y aparece un dragón volando que dice:
– No están listos aún.
Mientras vuela va dejando huevos por todos lados. Termina de desovar y se sienta a mi lado, a mi derecha. La piel es tersa, lisa, fría y en tonos de marrón. Suave, me recuerda esos gatos sin pelo, pero más húmeda y algo pegajosa. Extiende su ala izquierda abrazándome y me acurruco dentro de su ala (que miro y no tiene plumas).
Sentados miramos el desierto y emerge una ciudad, con cúpulas de colores pasteles, como salida de las mil y una noches.
– Ahora están listos (No me habla, sino que piensa)
– ¿Listos para qué?
– La batalla.
– ¿Cuánto durará?
– Mil años… un segundo… Como medir el tiempo de particularidades en universalidades.
En el cielo aparece una nave triangular, como la de Star War, pero en lugar de blanca es negra en un principio y luego no tiene color. La veo, pero no debería verla.
– Ahora debo irme, dice y me extiende el ala cual si me diera la mano. Al saludarlo percibo el batir del viento debido al movimiento de sus alas.
Cuando se va siento una gran soledad y vacío en mis manos.
Miro hacia delante y un ser, primero negro y luego sin color, está delante de mí. Me extiende su mano y la tomo. Subimos a algo que en un principio parece ser una nube. Alrededor nuestro se cierra o se construye una esfera invisible, cual si fuésemos en una burbuja que él puede manejar sin ningún instrumental.
Me entretengo tratando de ver lo que pasa alrededor. La sensación es que no nos movemos, estamos quietos, pero cambia el paisaje. Miro donde están sus manos y aparece un volante y pedales. Me mira y se ríe:
– Va a aparecer si lo piensas.
– ¿Dónde vamos?, le pregunto.
– Al futuro/ al presente/ al pasado.
– Son todos muy chistosos ustedes, ¿no?
– USTEDES HACEN PREGUNTAS EN LUGAR DE HACER RESPUESTAS
Pone el freno de mano y veo (o creo ver) que se abre en la burbuja una puerta transparente hacia arriba, como esos autos que tienen puertas que se abren asi.
El me hace ver que en realidad todo el contorno de la burbuja en la que viajamos se esfuma solo.
– Te dije, se hace verdad si lo piensas. PERO LO QUE ES, SIEMPRE SERÁ TAMBIÉN.
Caminamos por un sendero también transparente. Todo el universo arriba y abajo nuestro se ve y no se ve.
– Los colores están en tu mente.
Entramos en otra burbuja y dentro encontramos una ciudad bellísima, con edificios como de cristal, enorme, infinita dentro de la burbuja finita, habitada por seres delgados y altos vestidos de túnicas blancas con telas suaves que se mueven acompasadas con su andar.
Me toma de la mano, casi con fuerza, me mira directo en los ojos, veo el fuego brillando en su mirada y dice:
– TIENEN QUE SALTAR
– ¿Dónde? pregunto.
– Ya te dije, si lo piensan será.
Todo, el y la ciudad, se van hacia atrás hasta desaparecer y vuelvo a estar en el desierto sola. Otra vez miro mis manos, esperando sentir esa sensación de soledad de un tiempo atrás. Pero no es así. Siento las manos de ambos, del dragón (el ala en realidad) y del ser que me toman uno de cada lado. Ellos les dan la mano a otros y asi formado un círculo infinito. Por el pecho de todos corre un haz de luz circular sin fin que se proyecta hacia el centro y crece una columna y luego una ciudad. Dicen:
– PIENSEN y SALTEN.
Mensaje a Morféo de Gea
Abro los ojos y se ve como si fuese la interferencia de las TV antiguas cuando no había señal. Esos puntitos que forman como rayitas finitas en movimiento horizontal. Me indican que no son mis ojos los que ven eso sino los de Morféo.
Pestañeo varias veces, pero no logro captar más que interferencia.
– ¿Cómo lo corrige? Pregunto.
– Una vez iniciado no puede detenerse.
– ¿Cómo hace para ver?
Me muestran como desde la coronilla le ingresa una energía, como en forma de cinta que luego sale por sus ojos. Luego gira y entra por la boca y sale por la garganta, entra por el esternón y sale por el corazón, asi hasta terminar saliendo hacia abajo directo hacia la tierra. Le dicen:
– Estamos trabajando para usted, disculpen los inconvenientes.
Tuvimos que acelerar.
Al Cesar lo que es del Cesar, pero multiplicado. Necesitamos un esfuerzo más.
Se ve una línea (como una regla) donde hay cosas (como los números de la regla) situados en su lugar y muestran como a todos tuvieron que adelantarlos un poco. Al que estaba en 1 hubo que ponerlo en 10, al que estaba en el 10 en el 100 y así. Dicen:
– Forzamos movimientos, pero están listos para la paz.
– Tienes respaldo: aquí, allá y de acá y de allá también. Todo es simultaneo, lo tuyo y lo de los tuyos. Recibes ayuda
– ¿Para qué lo están preparando? pregunto.
Un círculo de luz, el sol, lo rodea e ilumina. De su cabeza salen mariposas que vuelan todo alrededor.
Extiende sus manos y muestra una oruga.
A la oruga le salen ojos, luego abre la boca hacia mí y se traga todo (a mí también). Dicen:
– EL DESTRUCTOR DE MUNDOS.
Recuerden… nada es lo que parece.