Esperando la Carroza
Desde el cielo enviamos maná y lo pisotean.
Estamos listos. Y ustedes esperando que la carroza de cenicienta los pase a buscar, se detenga en su casa y abra su puerta para dejarlos pasar y llevarlos a destino. Será solo un zapallo cuando intenten abrir su puerta. Las carrozas verdaderas pasan y pasan y pasan y no volverán a pasar. Se dedican sólo a mirarlas o criticar sus caballos.
Si prefieren ser cenicienta tal vez sean felices siéndolo y entonces no tenemos nada que hacer. Les dimos esta carroza, súbanse a ella y tomen las riendas de los caballos.
El camino parecerá una selva insondable o un desierto infranqueable, pero, cuando tomen las riendas se ira despejando ante sus ojos.
Mil caballos, mil riendas, mil batallas. Algunos ya empezaron y cabalgan, pero terminaran exhaustos inútilmente si el resto no se une.
Ustedes son las luces, no hay otras. Están vivos, solo ustedes lo están, pero prefieren vivir la vida que han armado para ustedes los que están muertos.
¿Por qué elijen estar muertos cuando están vivos?… no lo entendemos. Tienen que arrancar a vivir según las reglas de los vivos, de la Humanidad. ¿Saben cómo viven las Humanos? ¿Por qué no se detienen a sentir eso y luego lo proyectan?
No corran detrás de lo que no les pertenece. Caminen con paso firme hacia lo que es suyo. Pero háganlo ya.
Tomamos sus manos y tiramos de ellas, pero al final están inmóviles como estatuas. Se apagarán sus luces y también estarán muertos, en un mundo de estatuas que vociferan ser vivientes, pero nadie las habita.
Audio – VR – Esperando la Carroza