El verdadero cambio
“Entre miles de hombres, tal vez uno intenta llegar a la Perfección; entre los que intentan, posiblemente, uno logra la perfección, y entre los perfectos, quizás uno me conoce perfectamente.”
Krishna. (El Bhagavad Gita).
“Muchos son los llamados y pocos los escogidos”.
Si ya es difícil encontrar buscadores de la verdad, difícil es que de entre esos buscadores acepten el camino angosto de la liberación y, dentro de éstos, más difícil resulta encontrar a quien lo consigue. La realidad, por muy dura que sea, hay que afrontarla como es para no llamarnos a engaños. Y si para ello hay que echar abajo los muros de una falsa imagen sostenida por las ilusiones de superación, pues habrá que hacerlo para volver a construir en base a hechos y realidades.
En el camino interior se van dando varias etapas, pero llega un momento en el que pareciera que falta algo, algún ingrediente que nos impide seguir avanzando y que, sin él, no hacemos más que dar vueltas a lo ya conocido.
Muchos creen, de forma inconsciente, que se trata de conocimientos, que mientras más conocimientos se tenga más iluminado se está. Se dan a la tarea de leer mucho, de buscar por aquí y por allí, de devorar todo lo que cae en sus manos y de navegar por internet visionando todo lo que huela a conocimiento y a revelación. Todo ésto cae en el espacio de las ideas, de las teorías, de lo intelectual y emocional, pero… ¿dónde queda el verdadero cambio?
El campo de batalla está en nuestras relaciones exteriores, con los familiares, con los amigos, con los vecinos, compañeros de trabajo y conocidos en general. Es en esas relaciones donde salta el ego movido por los resortes de los demás, deseando entonces hacer de las suyas arrastrado por el orgullo, el miedo, el rencor o la pereza. Pero si nos mantenemos con equilibrio en el centro de gravedad, en el punto de quietud, sin pasarnos a los extremos del péndulo, no habrá reacción del ego y sí acción de la consciencia, dándole a cada situación el estado preciso y la respuesta adecuada.
El verdadero cambio empieza en el interior cuando se revierte la esfera de consciencia, cuando los yoes o puntos de la esfera que miran hacia el exterior empiezan a buscar dentro de sí la Consciencia del Ser, cuando el “deseo” material es ocupado con la “necesidad” del Ser, y alienándose con la tercera energía (el Amor) van desdibujando el programa ego para apoderarse de los medios de expresión (pensamiento-sentimiento, palabra y obra) que empiezan a funcionar con responsabilidad y coherencia, en armonía con el punto de quietud que representa esa Consciencia del Ser Interno.
El trabajo es interno, pero son nuestras inter-acciones externas y sus estímulos los que van templando el espíritu para que crezca en tibieza y cristalice en conexión con el Ser.
Ángel .º.