Se llama seccionar a hacer un corte en un cuerpo geométrico para obtener un plano (secciono una manzana). En matemática existe un método o algoritmo para buscar raíces llamado “bisección” que trabaja dividiendo el intervalo a la mitad y seleccionando el subintervalo que tiene la raíz (secciono una función). Aunque son palabras diferentes tienen algo en común, que tanto una como otra se utilizan para observar y encontrar algo que no se encuentra a simple vista, en uno, un cuerpo geométrico (la manzana) y en otro, una función matemática (el algoritmo de la manzana), cuanto más fino es el corte, mayor es la precisión de lo encontrado. Hoy haremos algo similar pero con la energía, intentaremos descubrir que esconde en su composición y naturaleza. Recomiendo la lectura de los artículos sobre energías antes de continuar.
Primeramente decir que toda energía sea la que sea, es resultado de la misma y única energía primordial, que es el “Verbo”. Repasemos primero porque el verbo es la energía primogénita por excelencia.
“…En “los creadores” dije: “La primera voluntad del “Do” fue la luz, porque sin ella no habría creación, no se podría propagar la octava. Esta octava descendente (Do-si-la-sol-fa-mi-re-do) fue el primer sonido emitido por el “Do” en la materia, el verbo, la voz de Dios, a partir de ahí todo aconteció por plan divino, como una figura de piezas de dominó, por la cual al caer la primera, todas las demás caen en forma sucesiva hasta terminar la figura.”
Antes que la luz, y la voluntad del Do, estaba el verbo, el sonido, la palabra, pero no como léxico, idioma o vibración, sino como energía primordial. La característica de la energía primordial, es que es como una célula madre, puede convertirse en cualquier otra energía necesaria para el “cuerpo del Do”. El verbo está compuesto por tres partes o elementos fundamentales, que son conocidas en la religión católica como la trinidad, padre, hijo y espíritu santo. El triángulo es su símbolo y representa, en este caso desde la visión del hombre, el padre DO, el hijo UdC y el espíritu santo SER. Estos tres vértices del triángulo que representan la trinidad son intercambiables según el espacio matricial, realidad o universo en que se encuentre, o sea que los “cargos jerárquicos” del padre, hijo y espíritu santo no son fijos, justamente por ser un modelo jerárquico. Por ejemplo, desde el universo o visión del SER, el padre es el DO, el hijo el SER y el espíritu santo la UdC, y desde la visión del espíritu cristalizado (unificación de yoes), el padre es el SER, el hijo la UdC y el espíritu santo el DO. Lo importante es lo que cada uno representa y las energías que moviliza en la realidad donde se encuentra. Aquí llegamos al concepto del AMOR como energía y de amar como producto de dicha energía. Si el verbo es la energía primordial, y ésta está compuesta por tres partes que son DO, SER y Unidad de Carbono, entonces, por ejemplo, cada vez que yo pienso, hablo (escribo) o actúo desde el SER, movilizo las energías correspondientes a una parte de la trinidad, que en este caso en especial, el del SER, son el fuego del dragón, la frialdad y templanza del acero, y la dureza del diamante. Como todo proceso de manejo de energías conlleva a una alquimia, indefectiblemente se movilizan también, en menor o mayor medida, las energías del DO y de la unidad de carbono, entonces el secreto está en saber desde que visión movilizar las energías para llegar a un fin determinado, desde el DO, el SER o la Unidad de Carbono. Si el AMOR lo genero desde el SER, el producto (amar) será la consideración externa hacia el prójimo CEHP. Si el AMOR es generado desde la unidad de carbono, su producto serán las pasiones, y si es generado desde el DO su producto será el libre albedrío en el sentido más amplio, que es el que permite la elección de lo mejor de lo mejor, y lo peor de lo peor. Desde la visión del Lhumanu, que el DO permita el sufrimiento y la maldad a su máxima expresión, no es un acto de amor, pero desde la visión del DO eso es completamente diferente, y aquí entra en escena la esfera de consciencia y su ubicación espacial, pero eso será en otro capítulo de esta cuarta fase…” MANEJANDO ENERGÍAS
Visto esto comencemos con la bisección de la energía primordial tomando al Verbo como la manzana y al AMOR (Amplitud Modulada de Onda de Resonancia) como la función o el algoritmo de la manzana, y dividámoslo en tres partes: (AM), (MO) y (OR), tenemos entonces una Amplitud Modulada, una Modulación de Onda y una Onda Resonante. En esta triada de términos tenemos dos factores que se repiten, el primero es la “M” (Modulación) que está presente en el primer y segundo término, y el segundo la “O” (Onda), que está presente en el segundo y tercer término, por consiguiente podríamos tomar a estos dos factores o elementos, la Modulación y la Onda, como las raíces de la función AMOR donde el sistema se encuentra en equilibrio. Variando la modulación de la onda, el AMOR se transforma en toda energía existente y conocida desde la A hasta la Z.
Apatía, compasión, consideración, envidia, fascinación, gratitud, miedo, odio, pasión, tristeza, etc, son productos de la misma energía primordial modificada en modulación y onda. Ahora pongamos un ejemplo para comprender el proceso, tomemos la energía del deseo, esta fue la primera manipulación conocida del AMOR, pues por ella se revirtió la esfera de consciencia, ahora variemos la modulación de su onda mediante la energía de la ambición, esta modifica la ecuación del deseo convirtiendo a este en competencia, y al perder ante otro que consigue lo ambicionado por uno, la ambición se transmuta en envidia. Ahora la pregunta lógica a este ejemplo es ¿Qué es lo que modifica la modulación de onda en este proceso energético? La respuesta es mucho más simple de lo que parece, lo que modifica la modulación de onda en este o cualquier otro proceso energético, es el centro de gravedad. Según su centro de gravedad se desplace modulará la onda del AMOR convirtiéndolo en la energía necesaria para que la ecuación se balancee.
Un centro de gravedad fuera de lugar produce la transformación del AMOR en todas las energías existentes en esta creación en general y en su universo en particular. Por eso es tan importante la coherencia entre pensamiento, palabra y obra, para mantener una tendencia hacia la impecabilidad y mantener el centro de gravedad balanceado en su lugar, pues de esta manera el AMOR será verbo, y el verbo será creación dejando las exo y el endo energías de sus subproductos fuera de nuestra particular ecuación de superlatividad. Si quiere mantener a raya sus emociones, mantenga su centro de gravedad en su lugar, así será impecable en sus obras y sereno en sus energías, y tenga por seguro, que su SER se lo agradecerá.