Dioses de barro
Durante largo tiempo fue la religión quien marcaba el destino de los pueblos, la que tenía la última palabra en cualquier actividad. Hasta los reyes y gobernantes la temían y se subordinaban a sus designios. El miedo y la superstición, su mejor arma.
Luego fue la ciencia quien fascinó a la sociedad con sus inventos y su tecnología, hasta tal punto que todo aquello que no estuviera avalado por científicos no sería aceptado. Se convirtió en el nuevo oráculo al que consultar y seguir en sus postulados. Su apariencia de infalibilidad y sus promesas de un mundo mejor, su mayor poder.
Con la irrupción de la política y la falsa democracia, los votos y las cuotas de poder, nuevas ilusiones estaban servidas en la mesa para darnos el “atracón”. Todo se mostraba de legalidad o ilegalidad, para vestir la impunidad. La falsa libertad y de elección, su mejor engaño.
La economía, sin prisas pero sin pausa, se impuso por entre los demás dioses. Basado en inventar necesidades y en satisfacer los deseos, logró esclavizar a los pueblos y venderse al mejor postor. Una fábrica de ilusiones en la que empeñar la existencia, una sociedad consumida por el consumo. Poner precio a cualquier cosa y hacerla deseable, su mayor logro.
Una comunicación globalizada ha conseguido unir los continentes y penetrar en cada casa. El sueño de cualquier gobernante y sistema de control es poder hablarle a todo el mundo, mostrarle lo que deben saber y decirles lo que deben hacer. Así todos bailarán la misma música y colaborarán en la creación de su realidad. Los medios de comunicación tienen un inmenso poder y sirven al poder.
Otros dioses no menos despreciables requieren de sus adoradores: el sexo, las drogas, la industria del cine y la música, el fútbol, etc. Todos insaciables, todos insensibles al dolor, todos dispuestos a devorarnos. Mientras estos dioses de barro tengan su adoración y su energía, el mundo no será libre.
Un puñado de Seres se están rebelando, y cada vez serán más. No hay tregua. Los dioses de barro pierden terreno. Las aguas de las manipulaciones hacen emerger sus putrefacciones mostrándolas a la vista, el mar devuelve lo que no es suyo.
Sus templos son colmados de sus miserias y las gentes los mira con horror. Buscan donde esconderse, corren desesperados e intentan justificar lo injustificable.
Mientras tanto una fina y persistente lluvia cae del cielo, derritiendo el barro de los dioses, lavando el lodo y la inmundicia que irán a parar a las cloacas. Las aguas se renuevan, se limpian y van humedeciendo con una nueva energía, preñada de esperanzas, cargada de nuevas promesas y brotes de libertad.
Las aguas se precipitan antes en las montañas, pero éstas no guardan para sí. Las montañas van regando los valles y se van formando arroyos de aguas cristalinas. Los arroyos se unirán formando ríos caudalosos que se extenderán por toda la tierra y, finalmente, formarán parte de un mar, un océano de luz.
Las aguas se precipitan antes en las montañas, pero éstas no guardan para sí. Las montañas van regando los valles y se van formando arroyos de aguas cristalinas. Los arroyos se unirán formando ríos caudalosos que se extenderán por toda la tierra y, finalmente, formarán parte de un mar, un océano de luz.
Ángel .º.
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DDLA Tv 2×09 – Polijusticracia / Monstruo de 4 cabezas