“Hola, precioso niño, querido niño. ¿Cuántas veces te preguntas lo mismo? ¿Cuántas veces te remueves en ti preguntando lo mismo? Si sirve, si en verdad es tu camino, si lo elegiste, el porqué de su dureza. Nada de eso debiera hacerte dudar ni un instante, ni detenerte, ni acobardarte por los pasos que todavía quedan. Nadie dijo que el camino fuera fácil, ni siquiera que lo hubiera, una cosa es conocerlo y otra recorrerlo. Sin embargo, aún en la noche oscura te sobran agallas, la incertidumbre te dará certeza. No te pedimos que lo hagas por nosotros, sería un precio demasiado alto porque el respeto nos adorna. Lo harás por ti, porque no puedes abandonar justo ahora cuando muchos enlistaron su camino por ti, porque los que aprendieron a volar con tus alas surcan ya alto, y porque en otras ocasiones renaciste de tus cenizas con vigor renovado. No te reiteraremos nuestra estima como soborno para tu misión, lo que acordaste queda de ti hacia ti mismo, y muchos son los que conocieron el resplandor de su luz en tu espejo. Morféo, sabes que la libertad estriba en elegir la mejor opción dentro de la ecuación de superlatividad y la mejor opción es aquella para la que encarnaste, lo sabes. Estaremos a tu lado elijas lo que elijas, estaremos contigo en todo momento, hasta que vuelvas a casa, hasta que volvamos a casa”.