“El hombre lleva dentro de sí la semilla de la victoria, oculta en lo profundo de su ser, en un lugar inaccesible para los que no osan aventurarse en la búsqueda del eterno fuego que yace en las profundidades del alma humana. No serán aquellos que lo busquen quienes lo encuentren, sino que será hallado por sí mismo, por derecho divino, pues no puede ser arrebatado a quienes ya lo encontraron, por más que sea escondido en lo profundo de su ser.”
Este párrafo corresponde al primer SELECCIONES del 7 de octubre de 2012 escrito por Carro. Cuando decidí comenzar esta recopilación de material de terceros que consideraba que tenían una relevancia especial para el aprendizaje y el propósito, lo hice desde la consideración externa hacia el prójimo, porque sabía que es el camino correcto, dando el lugar que le corresponde a cada quien, para que lo que den, nutra a muchos otros que también darán. Cuando uno recorre el camino marcado con el ADN de la creación, acumula a su paso multitud de experiencias particulares, muchas de ellas incomprensibles en una visión acotada al momento, pero claramente comprensibles para una visión extendida a toda nuestra existencia. Muchos se han hecho la pregunta de: ¿Cuál es el motivo de esas experiencias particulares acumuladas en nuestra existencia? La respuesta es muy simple pero raras veces considerada, el motivo de dichas experiencias es el prójimo, tenemos experiencias particulares por y para el prójimo, pues sería imposible experimentar toda una vida en una existencia, así que se reparten las experiencias para que los protagonistas las compartan con otros, y esos otros compartan las suyas, para que todos juntos puedan formar la figura completa del puzzle de la creación.
En el año 1967 Hollywood estrenaba una película conocida por estos terruños como “Los 12 del patíbulo”, que a mi corta edad me dio la clave de cómo funciona un propósito mayor encausado hacia una misión superior. No relataré la sinopsis del film pues no es lo importante, pero al visionarla y ver el sacrificio al que habían accedido esos 12 hombres a cambio de su futura libertad, vislumbré que la clave estaba en dar para recibir, que si uno hace algo por el prójimo termina haciéndolo para uno mismo beneficiándose finalmente en lo particular, y aunque el sacrificio para obtener ese beneficio pueda ser alto, el resultado final vale la pena para el resto de nuestra existencia. Siguiendo este arquetipo de dar para recibir, DDLA ha logrado llegar en cuatro años hasta donde llegó, y en esta nueva etapa que comienza, dará mucho más y de primera mano, porque necesitamos llegar mucho más lejos hasta lograr la consciencia colectiva de una masa crítica consciente que dispare las fichas de dominó que formen la figura final. Hoy comenzaremos con un programa de Sin Caretas, donde Gabriel Córdoba entrevista a Juan Carlos Gauna, un verdadero Humano que sabe que las experiencias son para ser relatadas, dar para recibir, sacrificando si es necesario lo particular, para lograr un propósito mayor en lo general, porque…
“El hombre lleva dentro de sí la semilla de la victoria, oculta en lo profundo de su ser, en un lugar inaccesible para los que no osan aventurarse en la búsqueda del eterno fuego que yace en las profundidades del alma humana…”