En el recorrido de la cinta de Moebius, cuyo bagaje físico es el tiempo en esta acotada realidad subjetiva, ese tiempo que separa los siete universos de la fuente y cuya carga es positiva, nos encontramos en su camino transitando cuatro runas. MANNAZ, DAGAZ, PERTH y TEIWAZ cuatro runas que recorremos doblemente, por fuera materia y por dentro espíritu, convirtiéndose en una octava que nos eleva hacia el Do. Cada una de ellas representa un estrato o fase de nuestro camino, y todas juntas el sendero recorrido, y cuya interpretación correcta en este caso, es el proceso alquímico desde el Lhumanu inconsciente y dormido hasta el Humano y Virya, consciente y despierto que resurgirá en el nuevo amanecer, siendo el Geaniano puro que habitará la nueva tierra bajo el nuevo cielo, luego que el cambio se manifieste totalmente.
Cuanto más antiguo, menos contaminado, más puro y cerca de la verdad. Las runas son veinticinco símbolos nórdicos que nunca llegaron a convertirse en lenguaje, pero sí en oráculo, usado por los druidas vikingos. Como símbolo cada uno representa distintos estados y energías de un doble camino entre el cielo y la tierra. Su uso moderno, trivializado comercializado, desvirtuado y vulgarizado, le sacó su profundo significado, que es el de mostrar las etapas del camino en que nos encontramos en el recorrido de la particular octava de creación de cada uno de nosotros. Como en la misma cinta de Moebius, dos universos se entrelazan y acompañan en el equilibrio justo para que el buscador finalmente encuentre, y no sea un eterno errante entre dudas y comparaciones, buscando eternamente algo que nunca encontrará.
Como sabrán, no soy partidario de las fechas, pero sé interpretar los acontecimientos, y reconozco que hoy es uno especial en la octava de la humanidad, siendo para mí, la raíz de la inflexión que comenzó hace tiempo. Una raíz de una ecuación se caracteriza por ser el punto donde la línea del gráfico de coordenadas (x.y) toca la línea (x) e (y) es igual a cero (fx=0). El punto de la inflexión donde todo es igual a cero, donde el péndulo se detiene y comienza a moverse nuevamente, el comienzo de un nuevo día, un nuevo amanecer para la humanidad y el Humano, el año nuevo Geaniano. Una fecha particularmente importante en el calendario de acontecimientos de esta realidad.
En el lenguaje rúnico vikingo, estas cuatro runas por mí elegidas, representan lo siguiente:
- MANNAZ(el yo y el Humano completo. El Hombre, La Raza Humana)
- DAGAZ(la transformación y la meditación del amanecer. El Día, la Luz del Do, Prosperidad y Fertilidad)
- PERTH(la iniciación y la fuente de la memoria. Una Cuestión Secreta, el Misterio)
- TEIWAZ(el guerrero y el camino del poder de la creación. La victoria en la Batalla, un Planeta o estrella Guía, el Dios Tiw)
Ellas describen el camino y el propósito de este blog, el cual ha llegado también a la raíz de la inflexión. Ahora un nuevo comienzo marca la diferencia entre lo viejo y lo nuevo, renaciendo como el ave fénix de sus propias cenizas. Cuatro runas que describen a la perfección el quinto camino de la cinta de Moebius, donde el creador es lo creado y la alquimia interior rompe el crisol que la contiene, manifestando al Ser y reflejando al DO. La interpretación correcta de las cuatro runas siguiendo el camino de la cinta de Moebius, en sentido de las agujas del tiempo, que es el espacio dimensional del espacio matricial aún no manifestado, es la siguiente:
“El yo comienza un camino de iniciación que lo transforma en un guerrero, convirtiéndolo en un Humano completo, conectado con la fuente de la memoria de un nuevo amanecer de su Ser y con el poder de la creación en sus manos. Al final, la raza Humana llega a la luz de su corazón, con un nuevo sol en el horizonte que marca el final del misterio y los secretos, y el inicio del amanecer del SOWILO, el rayo solar de la nueva clave de Sol, la totalidad del Ser manifestado, que señala como una estrella guía en el horizonte, la victoria del espíritu y el final de la batalla librada en nuestro interior”.
Ahora somos Humanos y Viryas dispuestos a crear el nuevo mundo, la nueva realidad, para nosotros y nuestra descendencia, con las armas más poderosas de la creación, la luz, el amor y la paz de nuestro SER, consciente, libre y justo con él mismo y los demás. Como responsables de esta nueva tierra, tenemos el compromiso sagrado de proteger nuestra herencia y legado, y actuar con la misma responsabilidad que nuestros ancestros cuando frente al astro rey, juraron lealtad al Do y su Ser, sabiendo que eran ellos mismos proyectados en diferentes formas. Ahora, un nuevo juramento y compromiso se repite después de un ciclo de oscurantismo, donde las sombras retroceden nuevamente para dar paso a la luz del Do, y el Humano se levanta, como hace veintiseis mil años, erguido y sublime, ante el nuevo amanecer que hoy lo ilumina.