Desde tiempos inmemoriales se conoce el poder del sexo para controlar al hombre. Su uso como herramienta de manipulación es tan habitual y efectiva que figura desde nuestra niñez, comenzando con imágenes subliminales en los dibujos animados, desde Disney hasta la Warner Bros, pasando por la publicidad, películas y programas basura, y terminando de forma implícita con la educación y explícita con los productos de consumo masivo. Hay mucha bibliografía seria al respecto, y estudios mucho más profundos de las energías involucradas, explicados y desarrollados magistralmente por Gurdjieff y Ouspensky, así que no me explayaré en ello. Si bien comparto la mayoría de sus enseñanzas, creo que otras pueden llegar a confundir si el lector no procesa la información transmitida con el centro y energía correcta, justamente por utilizar la sexual en vez de la correspondiente al centro de control que esté utilizando, o deba utilizar, así que por lo general no suelo recomendar su lectura sin antes haber formado un centro de gravedad estable que evite que esto suceda. Hoy bajo la tutela del Ser, y creando un centro de gravedad virtual para este caso específico, trataremos de analizar como el sexo es usado para el control de las unidades de carbono y como evitar y utilizar la energía sexual de forma correcta y a nuestro favor.
Comenzaremos separando el sexo como acto, del sexo como energía. El acto del sexo de forma mecánica e inconsciente, es la manifestación física de la energía del sexo procesada por un centro de control equivocado. Gurdjieff decía que el sexo disponía de un centro de control propio, lo que no decía era que ese centro de control que el llamaba, centro sexual, en realidad era consecuencia del centro de consciencia universal (CCU). ¿Cómo es esto? En el artículo “La red” dije: “En artículos anteriores hablé o mejor dicho nombré al centro de consciencia universal, un centro de control que tiene la particularidad de manejar energías no pertenecientes a nuestra realidad subjetiva 3D, sino a energías de universos mucho más sutiles como los mentales y espirituales. Este centro de consciencia universal que desde ahora llamaré CCU, se encuentra ubicado fuera de nuestro espacio-tiempo, en el centro de la esfera de consciencia del Ser. Es un Torus adimensional que gira en contrasentidos generando lo que se conoce en oriente como “chi” [气] aire, aliento o disposición de ánimo, que alimenta todos los demás centros de control y chacras del cuerpo. Esa energía cuando está en armonía consigo misma y con los demás, da como resultado un excedente que puede ser, si se desea y no es usado para otros fines, proyectado hacia el prójimo que también tenga un excedente de esa energía, de esta manera se crea un enlace como si fuera neuronal, como las dendritas de las neuronas, donde la información fluye de ida y vuelta logrando una sincronicidad en pensamientos palabras y obras que podríamos considerar mágica.” Esa energía excedente producida por el torus del centro de consciencia universal, es la energía sexual. Cada centro de control trabaja con un determinado octanaje de energía especial para su correcto funcionamiento. Podríamos comparar a los centros como motores de diferentes máquinas, unas funcionan con gasoil, otros con nafta común, otros con súper, Premium, queroseno 120 octanos, JP-5 y JP-8, etc. Si a estos motores le ponemos un combustible equivocado, el resultado puede ser desde el mal funcionamiento del mismo, hasta la rotura y detención completa del motor.
El principal propósito del centro instintivo, es la supervivencia de la especie. No digo que sea su único motivo, sino el principal, el instinto de supervivencia rige el impulso sexual como acto para la procreación y propagación de la especie. La energía necesaria para que esto se lleve a cabo físicamente, es transmitida por las hormonas, la testosterona en el hombre y la progesterona en la mujer. Los ciclos menstruales femeninos como todos saben, son ciclos lunares igual que el de gestación, esto es por programación genética inicial, asociado al primer servidor. Luego, al ser desactivado, quedaron los programas activos y sincronizados a éste, aunque supeditados a la actividad hormonal y no a la del servidor. Para que esto funcionara correctamente, fue necesario incluir un catalizador en el sistema, éste fue el conocido como Kundalini, la serpiente. La kundalini es el encargado de mantener la ilusión de la realidad y el deseo activo por donde fue y es revertida continuamente la esfera de consciencia. Esta energía, trabaja verdaderamente como una serpiente, enroscándose en los centros como la hiedra a un árbol y extrayéndole toda la energía posible para convertirla en deseo. Pero la única forma de lograr que la kundalini se active y cumpla correctamente su propósito, es alimentándolo con el octanaje correcto, y este es el de la energía sexual procesada por el centro instintivo que es el “impulso compulsivo”. Cuando usted ve una propaganda de un determinado producto, y luego al pasar por un negocio se frena en seco y lo compra sin necesidad verdadera, y sin recordar la publicidad ni saber realmente porque lo compra, eso es un impulso compulsivo. Esto se extiende a modas, música, opiniones, gustos, peinados, comidas, etc, etc, etc. Las imágenes subliminales con referencias sexuales inician el proceso de control, activando el sistema. No interesa si usted tiene sexo o no, si es normal o no, si es promiscuo o no, eso es la basura del proceso, el sexo como acto inconsciente es el residuo de todo el trabajo de energías que tuvieron lugar en los centros de control de su interior.
Resumiendo, el principal motivo del sexo subliminal, implícito o explícito, es la activación de distintos procesos interiores que llevan desde el deseo hasta el impulso compulsivo y automático hacia determinados pensamientos, palabras y actos de la consciencia artificial a través de la personalidad virtual del sujeto. Por ese motivo dicen que la energía sexual es la más poderosa de las energías, la más poderosa para mantener a la unidad de carbono dormida, mecánica y dependiente. Ahora bien, lo bueno de todo esto es, que como ya dije, el centro sexual, en realidad es consecuencia del centro de consciencia universal, por consiguiente, manejando este centro, manejamos no sólo la energía sexual de forma correcta, sino que podemos utilizarla para nuestro despertar y liberación. El problema es que la única manera de manejar el CCU es por medio de la consciencia del Ser, y esta sólo se obtiene revirtiendo la esfera y cristalizando el espíritu, para que el Ser se manifieste y se forme el centro de gravedad necesario, para manejar correctamente el proceso y las energías de tan alto octanaje producidas, H6 y H12. Si el espíritu no está cristalizado, y el centro de gravedad se encuentra fuera de la esfera de consciencia, estas energías degeneran en hidrógenos muy bajos, H96 e inferiores, deviniendo en perversiones y la fragmentación de los yoes, con la consciencia artificial expandiendo la personalidad virtual hasta cubrir todos los centros de control. En ese caso se convierte en un verdadero muerto vivo, un zombi. “…Lo que, es más, ocurre también muy a menudo que la esencia muere en un hombre mientras su personalidad y su cuerpo están aún vivos. Un considerable porcentaje de las gentes que vemos por las calles de cualquier gran ciudad están ya completamente vacías por dentro; es decir, están ya verdaderamente muertas.”
Como ya sabrán a esta altura, el idioma y las palabras limitan la correcta trasmisión e interpretación del conocimiento, pues estas se asocian indefectiblemente a preconceptos y arquetipos prestablecidos y particulares. Para cada palabra puede haber siete mil millones de interpretaciones diferentes. Es por esa razón que uso en mis escritos palabras nuevas, nunca antes relacionadas y asociadas a ningún arquetipo, para poder darles el significado y energía correcta para cada situación. De la misma manera la “energía sexual” no es el término adecuado para manejar y comprender ese producto sobrante del centro de consciencia universal, así que, para no confundir las cosas, llamaremos a esta energía sexual, la energía primordial, pues es la base de todas las otras energías que se manejan en la unidad de carbono, no así en el Humano, pues este tiene como base otra energía mucho más poderosa, cuyo octanaje es H3. Pero eso es otra historia, otro conocimiento al que llegaremos recién cuando hayamos dominado la energía primordial, mediante la constante observación de sí mismos y el trabajo sobre el quinto camino de la cinta de Moebius.