- Cuando abrió el primer sello, oí al primer ser
viviente, que decía: Ven. Miré y vi un caballo blanco, y el que montaba sobre
él tenía un arco, y le fue dada una corona, y salió vencedor, y para vencer aún - Cuando abrió el segundo sello, oí al segundo
ser viviente que decía: “Ven”. Entonces salió otro caballo, rojo; al
que lo montaba se le concedió quitar de la tierra la paz para que se degollaran
unos a otros; se le dio una espada grande. - Cuando abrió el tercer sello, oí al tercer ser
viviente, que decía: “Ven”. Miré, y vi un caballo negro. El que lo
montaba tenía una balanza en la mano. Y oí una voz de en medio de los cuatro
seres vivientes, que decía: «Dos libras de trigo por un denario y seis libras
de cebada por un denario, pero no dañes el aceite ni el vino» - Cuando abrió el cuarto sello, oí la voz del
cuarto ser viviente que decía: “Ven”. Miré, y vi un caballo bayo. El
que lo montaba tenía por nombre Muerte, y el Hades lo seguía: y les fue dada
potestad sobre la cuarta parte de la tierra, para matar con espada, con hambre,
con mortandad y con las fieras de la tierra. Ap. 6, V. 2 al 8
1 Viendo la multitud, subió al monte; y sentándose, vinieron a él sus discípulos.
2 Y abriendo su boca les enseñaba, diciendo:
3 Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos.
4 Bienaventurados los que lloran, porque ellos recibirán consolación.
5 Bienaventurados los mansos, porque ellos recibirán la tierra por heredad.
6 Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados.
7 Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia.
8 Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios.
9 Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios.
10 Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos.
11 Bienaventurados sois cuando por mi causa os vituperen y os persigan, y digan toda clase de mal contra vosotros, mintiendo.
12 Gozaos y alegraos, porque vuestro galardón es grande en los cielos; porque así persiguieron a los profetas que fueron antes de vosotros.
Mateo 5