Durante los últimos artículos estuvimos recorriendo el lado interno (el espíritu) del universo de la cinta de Moebius. Ahora recorreremos el universo del lado externo (la materia), donde el cielo se junta con la tierra y produce la ilusión inalcanzable de la línea del horizonte. Uno de los errores más grandes de las unidades de carbono, es el prejuzgamiento del prójimo. Este error, producto del ego de la consciencia artificial en un estado de continua insatisfacción, es el principal responsable de la separación e incomprensión de la generalidad del Ser y de la ejecución correcta de la tercera alternativa. Si lo que yo pienso, digo y hago es lo correcto, y todo lo demás es lo incorrecto, tendremos siete mil millones de individualidades criticando el pensamiento, las palabras y los actos de los demás. ¿Porque digo esto? Porque en este principio se basa el correcto funcionamiento de la regla de las diez mentiras de la realidad subjetiva. Cuando usted toma como referente de sus acciones a otra persona, está comparando para arriba o para abajo, su situación actual en pensamientos, palabras y actos, para justificar su propia incapacidad de aceptarse como es, con sus defectos y sus virtudes en la vida que le tocó. Le falta el primer acto consciente que le de la paz necesaria para ser justo con usted y los demás, no prejuzgando al prójimo y juzgándose sólo usted mismo. Veremos ahora como las diez mentiras funcionan para lograr su cometido, la ilusión de superioridad y el engaño.
Si yo digo diez mentiras, cuya argumentación sea correcta y convincente, y cada una de ellas contradiciendo de alguna manera a las otras nueve, lograré que todas sean tomadas como verdad, porque siempre alguien elegirá alguna como la correcta. Esto no sucede por las mentiras en sí, sino por el prejuzgamiento del prójimo y los referentes. Cuando usted elije una mentira como la correcta, también elije quien es su aliado y quien es su enemigo, y la elección es producto directo de la comparación con su mejor referente, el que usted “envidia” por el motivo que sea, que es por lo general al que más prejuzga y critica en sus pensamientos, palabras y sobre todo, actos, porque se siente inferior a él en algún aspecto. Esto marca el límite entre lo correcto y lo incorrecto entre usted y el prójimo. Si yo hago lo correcto, y usted lo incorrecto, yo soy superior a usted y mi ego se siente “satisfecho” por ser mejor y diferente, que usted. Esta regla se aplica en todo ámbito social, cultural y económico, como norma general de dominación por separabilidad de unidades. Dicen que nadie es profeta en su tierra, es cierto, y ésta es la razón, la ilusión de superioridad producida por la correcta ejecución de la regla de las diez mentiras, logrando de esta forma que toda sabiduría proveniente del Ser expresada por un referente, sea automáticamente rechazada y confrontada por la mentira elegida. Como todos tenemos, de una u otra maneras, referentes, y el 99,99 % de las unidades de carbono desconocen este proceso, se logra una total y eficiente separación de unidades y de seres, logrando de esta forma que el Ser nunca se manifieste porque la tercera alternativa es prácticamente imposible de implementar. El único responsable de las decisiones tomadas en pensamientos palabras y actos, es usted mismo, nadie puede criticarlo por la elección de la forma de recorrer su camino, su vida y menos juzgarlo como equivocada. Puede aconsejarlo, guiarlo, mostrarle la senda que cree correcta, pero sin juicio de valor alguno. Y sólo puede hacer esto si tiene la absoluta certeza que el que habla es su Ser, y la única forma de saberlo es mediante la tercera alternativa. Porque sólo su Ser conoce el Ser del prójimo y la lección o elección que éste tomó en la realidad general para tener la vida que tiene. Todo aquel que manifieste una crítica al prójimo sea por la causa que sea, está violando lo más sagrado que existe en el universo, el amor al prójimo, y cuando digo prójimo digo Ser, no unidad de carbono. Porque el amor al Ser es el amor del “Do” y hacia el “Do”, es el amor hacia usted mismo y hacia los demás, que son usted en otras circunstancias, elecciones y realidades. Un viejo proverbio dice, “procura que tus palabras sean mejor que tu silencio, y si no tienes nada bueno que decir quédate callado”. Recomiendo la lectura de “La importancia del silencio” en la parte de documentos del blog. Si usted elige al Ser, las diez mentiras no tienen poder, porque usted no tendrá que soportar su vida como una carga, no necesitará fuerzas para enfrentarla porque será su aliada, sus referentes sólo serán el prójimo, y no tendrá que ser mejor que nadie para sentirse bien, justificando sus actos con falsos sacrificios personales.
Las diez mentiras, las diez formas de desunir, separar y confrontar a las unidades de carbono mediante la ilusión de superioridad del ego. Están integradas en cada arquetipo de la realidad subjetiva, en la democracia, la religión, la educación, la historia, la economía, la justicia, la ciencia, la filosofía, la salud, la política, la amistad, la familia y hasta en la búsqueda misma de la verdad. Porque están integradas en el inconsciente colectivo, en el Quantum mismo de la mente del hombre. Hay cosas que se pueden decir, otras que es mejor callar, porque sólo el Ser puede expresarlas correctamente, y si él no habla, puede cometer el grave error de lastimar a otro Ser tratando de ser ángel cuando en realidad es demonio. Entonces, ¿Quién tiene la verdad? ¿Usted, yo, el prójimo? Hay tantas verdades y caminos como Seres en el universo, y el que diga o piense lo contrario se equivoca, porque su opinión es producto de la ilusión de superioridad de su ego, que le dice, “hay un solo camino correcto y es el mío”. Sólo procure no elegir una de las diez mentiras y estará en la senda correcta, la marcada con el ADN de la creación exclusivamente para usted en esta vida. Pero cuidado, tal vez en la próxima le toque recorrer la que ahora más critica, y entonces, ¿Qué va a hacer?
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