OBSERVACIÓN Y MEJORA
He aprendido mucho con DDLA y por ello estoy muy agradecido. Creo sinceramente que entraña y representa un propósito mayor de expansión de consciencia, al tiempo que sirve para tratar de equilibrar el conocimiento que unos pocos poseen y que utilizan de forma artera, con fines ocultos y malintencionados. Entonces me planteo, como tantas veces, qué puedo hacer para dar a DDLA algo de lo que me ha dado a mí. En otras palabras, cómo puedo ayudar en ese propósito de expansión de consciencia, tanto a nivel particular como general por del bien común.
Lo primero que hay que poner en valor es que se trata de un proyecto de Morféo de Gea, y como tal es el principal responsable de su devenir, de su octava energética y su desarrollo para llevarlo a cumplir su objetivo. Este proyecto, necesariamente, tiene que adoptar un formato, que es el que estima más adecuado para cumplir con su función. Pero en última instancia, DDLA es solo un medio para lograr un fin. Un medio que necesita de la suma de voluntades y la participación de todos aquellos que se quieran sumar al mismo propósito.
Algunos somos o hemos sido colaboradores de este proyecto en algunas de sus múltiples manifestaciones, participando desde los comentarios a vídeos y películas, desde temporadas de TV y programas de radio a ponencias, pasando por la difusión, la publicación de post, anuncios, etc. Y estos colaboradores han quedado inevitablemente en la retina y memoria de muchos como figuras visibles vinculadas al proyecto de DDLA. Esto nos ha convertido, nos guste o no, en referentes para muchos, haciendo que lo que hagamos tenga una repercusión mayor y pudiendo, por tanto, terminar afectando al proyecto y su propósito. Es un coste que hay que pagar por asumir responsabilidades, pues no es lo mismo lo que haga públicamente un lector pasivo y desconocido que un colaborador activo y conocido. Otra cosa, claro está, es lo que cada uno haga en su vida privada, que es suya y de nadie más.
Ahora bien, todos los comentarios y opiniones que vertemos en la caja de comentarios tienen también su importancia y repercusión en alguna medida, pues no deja de ser un reflejo de la consciencia que suma o la inconsciencia que resta, de las virtudes que refuerzan o de las endo y exo energías que desvían, maquillan o ensucian la intención y el propósito de lo compartido, y que puede terminar también afectando a los demás, sean comentaristas o simples lectores. Por tanto, a pesar de que cada uno es responsable de lo suyo, es bueno apelar a esa responsabilidad, respeto, consideración y consciencia a la hora de intervenir en dichos comentarios y aportes.
Hay quien le da excesiva importancia a que exista un número alto de comentarios, como si ese dato diera mayor notoriedad o repercusión a lo publicado. Definitivamente prefiero que no sean tantos, pero sí de mayor calidad, pues sería un síntoma de un colectivo más consciente y menos reactivo. Aunque puestos a pedir, pediría muchos y de calidad, siempre que sea posible. Si creemos que los comentarios sirven para testar la consciencia del colectivo, entonces no podemos obviar que cumplen esa función y debemos hacernos cargo de cada uno de ellos.
También observo que, a veces hemos apelado tanto a la acción, entre los cuales me incluyo, que advierto que hay una ansiedad desmesurada por accionar. Convirtiendo cualquier motivo que se presenta, por pequeño que sea, en un pretexto para pensar que accionamos. El asunto es que accionar es un acto de consciencia y no solo de buenas intenciones. De buenas intenciones está lleno el mundo, pero nunca cambiaron nada sin el respaldo de las acciones correctas. El problema es evidente, pues si bien es verdad que la realidad que nos rodea solo la podemos modificar a través de la acción consciente, un deseo en exceso de querer accionar trae consigo un alto porcentaje de error e inconsciencia, además de acarrear el consiguiente gasto energético y la dispersión que conlleva. Al final, el reflejo de esa supuesta acción lo vemos en sus resultados y aquí es bueno recodar esa conocida máxima que dice “por sus frutos los conoceréis”, porque no es el que más hace y en todo se mete, sino el que mejor actúa en beneficio de todos.
Si la observación es imprescindible para el mejoramiento particular porque es lo que nos permite ver lo que nos sobra y nos falta, pudiendo así tomar las acciones que corresponden para mejorar, tanto en lo interno como en lo externo, de la misma manera es necesaria esa observación en lo colectivo para el mismo propósito de mejora. No hay que quedarse con lo mío o lo de aquel, enganchándose en temas personales, sino que hay que aportar con la mirada puesta en lo que el colectivo requiere o precisa según el momento y la necesidad, pensando siempre en el bien común. Esta es quizás la mejor manera que conozco de aportar cuando de un colectivo se trata y un mismo propósito los une.