La Necesidad de conocer y experimentar en el camino.
En “Salto de Fe” vimos lo siguiente:
”Esta bebida que se ha vuelto amarga…os recordará que la vida del iniciado puede ser amarga ya que la búsqueda de la Verdad es penosa y ardua…”
Podemos decir que la búsqueda de la Verdad se reduce simplemente a nuestra propia existencia, estando de manera Consciente y con la atención continuamente presente y afinada para percibir lo que hay detrás de eso que nos distrae de manera continua.
Podemos decir que la intención de conocer la mecánica de esta realidad no es otra que ser creadores de nuestra propia existencia, de nuestro universo… En otras palabras, girar con tanta fuerza para que pasemos de ser efecto a pasar a ser causa de toda nuestra existencia y por ende de todo lo que nos rodea.
En teoría puede resultar algo sencillo de hacer, alguno pensará que como mucho, dedicándole un par de meses o como mucho un par de años, podrá conseguir un cambio drástico en su vida.
Aquí es cuando nos damos cuenta que el camino se torna amargo y bastante penoso muchas veces. En estas ocasiones llegamos a preguntarnos – ¿Qué tipo de maldición es esta que me ha caído?… Muchos consideramos incluso que ya está bien de llevar una mala racha de diez, quince o veinte años. Planeamos un proyecto y no sale o sale mal y por el motivo que sea, sumamos frustración más frustración.
Un punto muy importante con lo que todo Mago, primero tiene que saber, y segundo, nunca puede olvidar, es que su material de trabajo, su materia prima es “su Voluntad”.
Sin voluntad es prácticamente imposible conseguir algo, ya que la voluntad implica un movimiento de consciencia y atención dirigido a un punto en concreto.
Un problema respecto a la voluntad, es que desgraciadamente la gran mayoría de nosotros es un aspecto del cual flaqueamos, es un ímpetu que se diluye tan rápido como una estrella fugaz, lo cual hace que todo proyecto o emprendimiento, sea cual fuere su naturaleza, termine siendo solo eso, un proyecto que no logra cerrar su correspondiente octava.
¿Qué pasa entonces?
Pues puede que sucedan tres cosas, dependiendo principalmente del grado de tiempo y trabajo que hayamos dedicado a nuestro proyecto.
La primera cosa que puede pasar, es que tarde o temprano ese proyecto consiga plasmarse en nuestra realidad, ya que, a pesar de inconvenientes, contratiempos e impedimentos cotidianos, nuestro trabajo, al ser consciente y tener Fe de que se hará realidad no tendrá otro fin más que el de concretarse… Como digo, debido a la constancia, Fe y determinación que nos brinda la certeza de que todo aquello que estamos haciendo es lo correcto para conseguir nuestro propósito.
La otra cosa que puede pasar, es que sencillamente No pase nada de nada. ¿Por qué?…¿Porque no era para mí, porque no me lo merezco, porque el Do no considera que deba merecerlo o conseguirlo?
La respuesta es simplemente que no he trabajado ni dedicado el tiempo suficiente a aquello que digo, al menos de la boca para afuera, anhelar.
Todo necesita su tiempo, su dedicación, y no es de una semana, meses o par de años. Lo vemos en la naturaleza y ejemplos hay muchos, la flor no nace de la nada ni directamente de la tierra… Primero es una semilla que debe germinar dentro de la tierra (recogimiento interior, nuestro templo, nuestro silencio y oscuridad necesarios). Después de determinado tiempo, germina un tallo el cual tiene la fortaleza necesaria para afrontar las inclemencias que se encontrará fuera de esa oscuridad, de ese recogimiento para, por último, conseguir dar el fruto o la flor que en esa semilla estaba proyectada y destinada desde un inicio. Tiempo…, ya sea lineal o de la manifestación de acontecimientos, el tiempo y la dedicación puesta es fundamental y clave para conseguir nuestros objetivos.
Por eso es que, si no dedicamos un rato al menos diariamente a trabajar en nuestro propósito, pues nunca llegará a plasmarse en nuestra realidad, al menos próxima.
La tercera cosa que puede pasar, es que a pesar de que nuestra voluntad no es suficiente, el Do debe equilibrar la ecuación de alguna manera… Así que nos pone en situación, muchas veces duras y otras leves, donde nos coloca entre la espada y la pared y para nuestro pesar, es el único camino que nos queda.
Todos experimentamos esto, lo que pasa es que no le ponemos la suficiente o ninguna atención y nos decantamos por hablar de maldición o mala suerte, cuando en realidad nosotros mismos somos los causantes y directos responsables de nuestros actos y consecuencias, normalmente de manera inconsciente, por supuesto.
Para poner un ejemplo, hace ya unos veinte años que sufro de problemas gástricos, y a pesar de tener las indicaciones y sugerencias de los médicos, pues yo les hacía caso cuando me convenía. Un día estaba bien y me hinchaba a comer porquerías, ya hasta por aburrimiento. La consecuencia no se hacía esperar, acidez, cólicos reflujos, etc.etc.
¿Qué pasó? Pues que un buen día mi estómago dijo Basta…. Y me mandó a urgencias en tres ocasiones y ya la situación se estaba poniendo fea, Me asusté y si o si, la situación o el Do me puso a centrarme en mi problema. Ya no era un tema de voluntad únicamente, era una situación que requería toda mi atención y dedicación para cambiar la Octava que estaba sufriendo; en mi estaba cambiar la misma, a favor o en contra.
Le puse toda la energía necesaria a la voluntad que requería mi situación y empecé a prestarle mucha y afinada atención a lo que mi cuerpo, mi estómago en este caso me decía. De esta manera, eso que hacía veinte años venía eludiendo y tomándolo como algo sin importancia, en menos de un mes me sirvió para accionar definitivamente y tratar de revertir una situación y hábitos de conducta perjudiciales para mi salud.
Posiblemente se pregunten ¿y a qué viene todo esto?
Pues resulta que, si logramos posicionarnos fuera de la caja, ver estas situaciones desde la distancia como se suele decir, nos damos cuenta que todo forma parte de nuestro camino. Hay vivencias que, si o si necesitamos experimentar, algunas buenas y la mayoría no tanto…pero necesarias para aprender, comprender y ver el verdadero valor de las cosas que vivimos a diario.
No podemos hablar o valorar la salud si nunca estuvimos enfermos. No podemos hablar o valorar de abundancia si nunca pasamos carencias. No podemos hablar o valorar la saciedad si nunca pasamos hambre…. Y me atrevería a decir que, no podemos hablar o valorar lo virtuoso, si nunca conocimos nuestras miserias.
Es totalmente necesario, para nuestro crecimiento y para construir un espíritu fuerte, el conocer y experimentar en nuestro camino.
Como vemos, todo forma parte de nuestra maravillosa existencia… Y todo se reduce a una sola cosa… Nosotros mismos… Todo es experiencia y debemos aprender de esto…Ya decía Confucio:
“Si ya sabes lo que tienes que hacer y no lo haces entonces estás peor que antes”
“Si ya sabes lo que tienes que hacer y no lo haces entonces estás peor que antes”
¡Una vez más, nosotros ante nosotros mismos!!! He dicho,
Helimer.·.