UN NUEVO TIEMPO
El tiempo pasa, la vida pasa, y los cambios se aceleran, sintiéndose cada día más fuertes y asfixiantes. Si no hacemos nada, estos cambios seguirán y nos llevarán al lugar que quieren unos pocos, aquellos que manejan los hilos y para los que nosotros no importamos nada. Bueno, sí les importamos, pero como materia prima, nada más. Para ellos solo somos la masa que utilizan para hacer su pan, las pilas o baterías desechables que hacen funcionar su maquinaria para que creemos, inconscientes de lo que se cuece, su nuevo orden mundial como le gustan llamarlo, o el sometimiento total de la humanidad, como en verdad se debería llamar.
Si no dejamos de alimentar a la bestia, la bestia nos fagocitará sin que siquiera nos demos cuenta. Las cartas ya están repartidas, la partida lleva mucho tiempo jugándose, y claramente vamos perdiendo, acercándose a su final. Muchos, una gran mayoría, no saben apenas que se está jugando esta partida, ni el precio a pagar cuando se termine, que será nada menos que el alma de la humanidad.
Algunos miran hacia arriba, pensando que la divina providencia proveerá, que alguien nos ayudará y no nos dejarán solos, pero ¿han pensado alguna vez que los que tenían que venir ya están aquí? ¿que somos nosotros? ¿que los de arriba ya enviaron a sus avatares para que hicieran el trabajo desde dentro mientras “ellos” apoyaban y asistían desde arriba en el proceso?… ¿Han pensado alguna vez que primero somos Seres y después somos Humanos, y que estas palabras son las que nos definen en realidad? “Dioses sois” dijo Jesús, solo que en cuerpos humanos que viven en el olvido.
El Ser pertenece a los reinos superiores, el Humano a los reinos de la materia, y cuando se reciben mensajes de los mundos superiores, ya sea a través de sueños o verdaderos canales, somos nosotros mismos los que nos estamos comunicando para que el mensaje, la energía que porta, tenga el necesario arraigo para que pueda ser manifestada en la materia.
Somos sus avatares, y esto significa que vinimos en este tiempo para ayudar a dar el salto evolutivo que nos merecemos como humanidad, pero la desidia y el conformismo se han apoderado de nosotros, y sobre todo el olvido, pues si aprendiéramos a recordar lo que somos no nos doblegríamos ante la manipulación y las miserias que nos quieren imponer, no habría techo que no pudiéramos traspasar ni cadenas que no pudieramos romper.
Estamos aquí, y si somos sus enviados para este tiempo, es que tenemos el germen y las herramientas que pueden lograr la victoria. Solo hace falta que nos reconozcamos como Seres Humanos verdaderos y libres, tomemos los principios y valores que nos animan, para pasar a la acción, siendo justos y coherentes con nosotros mismos y los demás. Este es nuestro germen, estas son nuestras herramientas que no podemos negar, pues quien así lo sienta y deje aflorar, será luz en las tinieblas y ejemplo de vida que otros seguirán.
No hay derrota para quien vive según sus principios y es coherente en pensamiento, palabra y obra. La derrota es no intentarlo siquiera, es no atreverse a vivir según su corazón y su consciencia le dicta por miedo o dejadez, porque una luz está hecha para brillar y que alumbre el camino hacia la verdad, y una llama, aunque sea solo una chispa, puede provocar un incendio entero.
Ángel Hidalgo