Si a algunos les parecieron complicados los artículos anteriores, pues éste, entre los complicados es uno de los peores. Cuando un iniciado en las artes de la magia toma el juramento en las tenidas iniciáticas de los grados illuminati, últimos tres grados de AMORC y grado 34 en delante de la Masonería, (no confundir con los Illuminati de Baviera), de las ordenes esotéricas, uno de los primeros trabajos es enfrentar una serie de monografías personales de alto grado de complejidad, con la intención de que el alumno y aspirante a illuminati, consiga extraer el orden del caos, se ilumine. No pretendo llevar a cabo tal procedimiento, pero si exigirlos al máximo para sacar la espada de la roca. Hoy veremos una serie de conceptos que podríamos catalogar como pentadimensionales, donde si logran extraer la espada, conseguirán moldear la roca.
Lo primero a tener en cuenta es que cuando hablo de pentadimensional, hablo de conceptos, ideas, consciencias y energías fuera de esta realidad, pues consta de dos dimensiones más que las tres espaciales conocidas, alto, ancho y largo (x;y;z), a las que podríamos catalogar de forma tridimensional como dimensiones temporales, mental y etérica (v;w), quedando entonces como un eje de coordenadas (v;w;x;y;z). Como sería imposible de graficar sin un ordenador dicho eje de coordenadas, utilizaremos visualmente a su defecto, una matriz o espacio dimensional 5×5 para comprender los conceptos. Pasemos ahora a la monografía en cuestión. Una de las falacias más arraigadas en la matemática pitagórica y la geometría euclidiana, es el concepto y la idea de las líneas rectas, postulando su existencia y que la distancia más corta entre dos puntos es dicha línea. Dejando de lado todo lo relacionado con la mecánica y física cuántica, la cual se acerca más a la realidad que todo lo demás conocido, y que no tocaremos ahora, debo decir que no existen líneas rectas en el universo ni en la creación. Todo lo por usted aprendido al respecto es subjetivo y erróneo (figurativamente), acotado a espacios y distancias reducidas y dentro de su limitada observación tridimensional. Todo, absolutamente todo en la creación del DO, es curvo, porque forma parte de una hiperesfera, que es la esfera de consciencia de la fuente. La matemática y la física de las nuevas energías y tecnologías están basadas en este concepto de inexistencia de rectas, dando como resultado lo que ya sabemos, como el ojo de horus
Todo lo que usted percibe como recta, es un arco de un hipercírculo que se extiende en las tres dimensiones espaciales (x;y;z). Me explico, por ejemplo, una carretera o vía férrea en el desierto o en cualquier otro extenso lugar, usted la percibe como una recta que surca el panorama, pero en realidad la carretera o vía está siguiendo el contorno y la forma de la tierra, así que es curva, un arco de círculo cuyo grado o ángulo entre (a) y (b) es tan grande, que en cortas distancias es desestimable como círculo. Igual sucede con todo lo material que observa en esta realidad, desde un edificio hasta usted mismo incluido. Siguiendo esta idea podríamos decir, sin temor a equivocarnos, que las triadas energéticas que forman los procesos energéticos de toda la materia y la realidad, son también curvas desde el punto de vista multidimensional, pues forman parte de la misma esfera de consciencia de la fuente. Esto podemos comprobarlo por el movimiento en espiral de las octavas, donde recorren o tocan las líneas pasado, presente y futuro de forma constante y recurrente, como expliqué en el secreto de las octavas (II).
Teniendo claro que las triadas energéticas también forman una curva en su composición o desplazamiento dentro de la octava, por ejemplo la triada (doàmiàsol#), representada bidimensionalmente como un triángulo en el secreto de las octavas (III), se convertiría en un círculo dividido en tres sectores o planos, donde cada uno estaría formado por la triada completa del sector que abarca, y cuyo vértice sería un arco de 1 grado, 0,0027º…grad (grados radianes), o 17.4532925 mrad (minutos radianes) 1/360. El (do) de la triada se convertiría entonces en un acorde compuesto por nueve notas, la del (do), anteriormente vértice del ángulo de 60º y ahora (0.0027º de arco), las tres del plano izquierdo (la-la#-si), las tres del plano derecho (do#-re-re#), y (mi-sol#) de la misma triada energética, también de 0.0027º de arco. Si despreciamos los semitonos (sol#-la#-do#-re#) correspondientes a una dimensión o plano superior, nos quedaría una octava con cinco notas (re-do-mi-la-si), formando, si se quiere, una figura casi siempre asociada al mal, la estrella de cinco puntas o pentagrama. También el símbolo de las olimpiadas con sus cinco círculos entrelazados puede interpretarse como la representación de la misma pentava, un círculo por cada nota, entrelazados entre sí.
Extrapolando esto a la cinta de Moebius, tendremos que cada elemento (físico-mental-etérico) del plano interno o externo, sería un círculo que entrelaza con los otros dos formando una figura más que conocida en la simbología de la tradición hermética, la triqueta, del latín “try-ket-ra”, que significa “de tres esquinas”. Esta triada o “anillos de Borromeo” donde los planos se entrelazan y los universos se unen y comportan como en el estado de Efimov, son la clave de la magia.
“En 1970, Vitaly Efimov, un joven físico ruso trabajando en la Unión Soviética, presentó una predicción que contradecía toda intuición. En la Universidad de Washington, Estados Unidos, en ese momento Efimov, demostró que los objetos cuánticos que no se pueden formar en pares podían, sin embargo, formar tripletes o triadas. En 2006, un grupo austríaco halló el primer ejemplo del llamado “estado de Efimov” en un gas frío de átomos de cesio.”
Una realidad con dos universos, el interno y el externo, y tres planos, físico, mental y etérico entrelazados y coexistiendo en un punto pentadimensional de la octava de cinco notas o “pentava”, el mágico punto del centro de gravedad del Ser. Ahora imaginemos que esta realidad pentadimensional se encuentra plasmada en un espacio matricial 5×5 donde el entramado es de 25 universos o realidades subjetivas matriciales de cinco dimensiones o caras cada una, formando un cuerpo matricial de 125 celdas esféricas vibrando dentro de una hiperesfera matricial, pues no existen las líneas rectas en el universo, y que cada una tendrá interacción directa con las otras por medio de su superficie o grados de arco donde se tocan, este espacio de interacción (grados de arco) es la quinta dimensión del espacio matricial, la dimensión etérica percibida como recuerdo del futuro, sueños lúcidos, visiones, sensaciones, percepciones, intuiciones, etc. Como las líneas rectas no existen, el camino más corto entre dos puntos de esas celdas es un arco de círculo de grado mínimo, o sea que disminuyendo los grados del arco se acercan los puntos hasta tocarse. Llevado esto a la física, sería que curvando o enroscando el espacio se logra acercar el tiempo y curvando el tiempo se logra acercar los acontecimientos. Como ejemplo práctico, tome un alambre de 10 cm de largo, hágale dos marcas (a) y (b) separadas 5 cm entre si, tome el alambre y enrósquelo en un lápiz convirtiéndolo en un solenoide o resorte, ahora mida la distancia entre los puntos (a) y (b) ¿Qué sucedió? Este burdo ejemplo tridimensional puede darle una imperfecta pero clara idea del proceso pentadimensional. Al curvar el espacio del plano para formar nuestra cinta de Moebius, estamos acercando también los acontecimientos, por curvatura del tiempo (alambre o límite de la cinta), llevando la octava a transmutar a cinco notas, percibiendo de esta forma, no sólo el plano mental y etérico, sino también la aceleración del tiempo, la influencia del efecto Tesla (eT) sobre nosotros, y todo lo que esto acarrea en nuestra percepción de la realidad, como sentir o ver las energías, percibir los ángeles y demonios propios y ajenos, experimentar por un segundo la realidad general y todo lo que eso acarrea, ver, sentir o percibir a las oscuros y sus planes, ver o percibir a los duendes, hadas y otros Seres, y lo más importante, lograr la manifestación de la luz, el amor y la paz del interior de nuestro Ser, a través del segundo cerebro, gracias a la consciencia expandida por la interacción de la pentava en nuestra realidad subjetiva.
La luz, el amor y la paz, toman ahora otro sentido y significado, como triada sagrada del Ser, formando un conjunto energético (luz-amor-paz) dentro de la nueva octava de resonancia en clave de (sol) que se está gestando, donde la magia formará parte de nuestra realidad y usted podrá interpretar los símbolos de sus propios crop circles como un verdadero mago, porque podrá ver correctamente un círculo de las cosechas, observando la figura completa pentadimensional, y no sólo la impresión bidimensional de la misma. Si consiguió sacar la espada oculta en la roca de esta monografía, ya puede comenzar a moldear su espíritu y sacar el “David” que se encuentra en su interior. Si no, no se preocupen, porque “En un segundo, un relámpago de luz cruzará por sus mentes y entenderán todo lo que quise transmitir, porque, aunque no lo sientan, la semilla ya está implantada en su interior, y como un programa informático ejecutándose en segundo plano, comenzará a hacer su trabajo en silencio, de dentro hacia fuera, hasta manifestarse completamente un día cualquiera en la pantalla de su realidad.”
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