El estudio de las octavas es uno de los temas más complicados y largos de esta realidad. Su conocimiento por los más antiguos conocedores de los misterios, están guardados desde tiempos inmemoriales, pues ellas, las octavas, son la causa de todo lo existente porque son el ritmo de la música de la creación. La primera información que tuvo el hombre occidental de su existencia, fue en el pacto, cuando se le entregó a Moisés el algoritmo de la cábala. Miles de años antes, el dragón le entregó al hombre oriental el mismo conocimiento, y hace cientos de miles de años los Jardineros le entregaron a los hiperbóreos de Lemuria del continente de Mu, también el mismo conocimiento. Todo el entramado 4×4 de esta realidad está surcado por octavas generales y particulares, largas y cortas, lentas y rápidas, proyectivas y desdobladas, sonantes y disonantes, y muchas otras clases y tipos según la música que se toque y el artista que la interprete. Hoy echaremos una mirada a las octavas cortas, aquellas que día a día nacen, crecen y mueren sin que usted se entere de su existencia.
Recomiendo antes de empezar, la lectura de los artículos el secreto de las octavas (I), (II) y (III) , para refrescar y tener claro de qué estamos hablando. No volveré a explicar lo ya explicado, pero redefiniré a la octava como “el proceso alquímico de una onda energética”. Si bien siempre he usado para su explicación la analogía de la escala musical (do-re-mi-fa-sol-la-si-do) o su escala completa dodecaédrica (do-do#-re-re#-mi-fa-sol-sol#-la-la#-si-do), hoy dejaremos esta forma y la remplazaremos por los octanajes de las tríadas catalogados en múltiplos de tres (3-6-12-24-48-96-192….n*2) respetando la fórmula (n1*2=n2…n2*2=n3……. nx+1 => nx*2=nx+nx), que vimos en su momento en el artículo de vampiros y licántropos.
Se considera una octava corta, a todo aquel proceso energético que nace, crece y muere, dentro de un lapso de sucesos temporales acotados a una existencia. Dicho de forma mundana, se pueden considerar como octavas cortas, todas aquellas que suceden dentro de la vida de una persona, o sea, entre que nace y muere. Estas octavas pueden a su vez ser rápidas o lentas, proyectivas o desdobladas, y sonantes o disonantes. La octava corta más común, es aquella del día a día, que comienza cuando se levanta, y termina cuando se acuesta. Estas octavas cortas y rápidas marcan el ritmo de acontecimientos diarios y comienzan con un octanaje que está directamente relacionado a su estado vibracional onírico. Recomiendo la lectura de los sueños develados (I) y (II) para comprender de que hablo. En el estado onírico, además de lo explicado en su momento, es cuando se cargan los acumuladores, y el nivel y calidad de la carga dará el octanaje inicial de la octava. El estándar de funcionamiento inicial de la unidad de carbono es un hidrógeno 48 (H48), que es el octanaje correspondiente a la vida consciente de este planeta, pero no siempre tenemos la suerte de comenzar con ese octanaje, pues el estado de envenenamiento mental y ambiental al que nos tienen sometidos, nos baja el octanaje a un H96 o incluso un H192 y en algunos casos extremos, inferior a estos.
Pongamos como ejemplo estándar que la octava corta comienza con un H48, esto entra en el cuarto punto de los procesos energéticos que cita: “Con mejor materia prima, mayor calidad de producto”, los alimentos del carbono, el oxígeno y el nitrógeno, completan el cuadro de la materia prima inicial. A partir de ahí, la triada energética formada por estos tres alimentos (C-O-N) dará arranque, como un capacitor en un motor eléctrico, al comienzo de la destilación y desarrollo de su octava corta diaria. Nada mejor que un ejemplo para comprender el proceso por el que usted pasa, desde que se despierta y se levanta, hasta que se acuesta y se duerme sin que usted sea consciente de ello.
Luego de una noche de sueño reparador de entre 4 y 8 Hz, se despierta por la mañana con un estado en vigilia de entre 14 y 30 Hz, los biocapacitores internos cargados con un nivel estándar de octanaje de H48 y con una vibración sonante o efecto Tesla (eT) de 7.82Hz acorde a la resonancia Schumann vigente en ese momento (sea esa u otro rango de resonancia estándar), recibe el primer alimento de vigilia, respirado un oxígeno también estándar de O24 que potencia el H48 y lo eleva a 8.93Hz. Usted se siente maravillosamente bien y piensa, hoy será un buen día (intención inicial), ingiere el desayuno también estándar con un carbono C96 y vuelve a estabilizarse en 7.82Hz, sube a su coche para ir al trabajo y prende la radio, lo bombardean con noticias deprimentes, el tráfico está tremendo, las bocinas lo aturden, los semáforos parecen estar en su contra, alguien lo insulta, la disonancia atrae más disonancia y pincha un neumático, se carga con un nitrógeno N386 y baja bruscamente su estado a 4.49Hz, la octava se transforma en disonante, pues está dos notas fuera de escala, se pone irritable, de mal humor, se siente cansado y no hace dos horas desde que se levantó; su octava corta está estancada en 4.49Hz y un H192, todavía tiene todo el día por delante y ya quiere que termine. Llega a su trabajo, y consciente de su estado y de esta situación desagradable, decide hacer algo al respecto (Accionar) y no dejarse estar en esas bajas emociones. Se prepara un café C96, pone buena música N192, y respira profundo, una bocanada de O24 llena sus pulmones, y se combina con el C96 y el N192, recibiendo el choque necesario para que su vibración se estabilice nuevamente a 7.82Hz con un H48 de octanaje. Su buen humor y estado de equilibrio al haber Accionado y superado el mal momento, atrae por fuerzas vacuas, al reubicar su centro de gravedad, energías de octanajes altos N96, su estado sube a 8.93Hz y una serie de acontecimientos afortunados y extrañas “sincronicidades” producidas por la resonancia de la octava en el espacio matricial, eleva su estado a 10.04Hz y su octava transforma su octanaje a un H12 con el que termina el día relajado, tomándose una copa, escuchando buena música o viendo una película antes de retirarse a descansar. Se acuesta, cierra los ojos, y su estado beta de entre 14 y 30 Hz, comienza a bajar hasta estabilizarse, resonando igual que su (eT) de 10.04Hz con que terminó su actividad. Acoplada la octava corta rápida de su día, con la octava corta lenta de su vida, comienzan a descender hasta que usted se duerme tranquilamente ingresando nuevamente al sueño delta de entre 4 y 8 Hz.
En este caso el proceso alquímico de la onda energética, subiendo y bajando de frecuencia y octanaje, que comenzó con un H48 y concluyó con un H12, terminó sonante y con un octanaje alto, pero pudo haber sucedido todo lo contrario, y terminar con un octanaje más bajo que con el que comenzó el día, produciendo un sueño no reparador que tendrá efecto en la octava corta del día posterior. Todo depende de la intención inicial y la consciencia y energía del portador de la octava, para que el proceso sea fructífero y natural. Nuestra vida está plagada de octavas cortas y rápidas, y el manejo de las energías que las alimentan hace la diferencia entre el cielo y el infierno.
Lo superfluo alimenta los bajos octanajes, discutir si esto o aquello, si sí o no, si fulano o mengano, si el partido de izquierda o el partido de derecha, si dios o el diablo, que la política, que la economía, que la religión, que la justicia, que el fútbol, que bueno, que malo, que dije, que no dije, que el eterno juego de los opuestos para que su octava nunca supere el estándar estipulado por los oscuros, que siempre está debajo del efecto Tesla, para que usted siga siendo una máquina, inconsciente, manipulable, dependiente del sistema, sin poder ni voluntad de decisión, siempre con un pero para no accionar, siempre boicoteándose a sí misma, justificando lo injustificable, encapsulando al Ser y liberando al ego, para que aquellos que conocen el secreto disfruten mientras usted sufre. Pero usted puede cambiar, puede comenzar a Accionar y no reaccionar, puede comenzar con las octavas cortas y rápidas, para luego pasar a las octavas cortas y lentas de su actual existencia, y poder influenciar como alimento, en las octavas largas de los acontecimientos colectivos y planetarios. Porque, en definitiva, todos somos componentes de una octava superior, carbonos, oxígenos y nitrógenos forman nuestra naturaleza, y como hidrógenos que somos, alimentamos con nuestro octanaje la octava primordial de la creación.
Se dice de mi…fue una introducción para conocer los componentes de sus octavas particulares mediante la observación de las de otro, ahora les toca bailar con sus propias octavas descubriendo la intención (determinación de la voluntad en orden a un fin) inicial mediante su consciencia y energía, para que su resultado final sea el deseado por usted, y no el manipulado por otros. Usted reflejó en el ejercicio anterior los alimentos de su propia octava corta. Al ponerse en el lugar del prójimo proyectando su esfera mediante el PPIC, pudo ver desde una dimensión directamente superior las energías que componen una octava. No importa si lo observado por usted en este primer intento fue o no correcto, importa que usted pudo proyectarse y por un instante observarse desde la dimensión del observador, estuvo parado en un espacio matricial 5×5 observando un 4×4, y tuvo claro que los comentarios y los artículos como toda comunicación social, están formados no por palabras sino por energías visibles y ocultas en forma de reacciones, intenciones e intensiones (obrar de forma irreflexiva, dejándose llevar por los impulsos) de los sujetos, y que la consciencia hace la diferencia entre ver y escuchar palabras y reaccionar, o ver y escuchar energías y Accionar.