Dispersión y concentración
En ocasiones nos preguntamos cómo podemos acelerar el camino de la alquimia interior. Si bien es cierto que depende de muchos factores, uno importante es sin duda la concentración de nuestra energía.
En el devenir del día a día son muchas las ocupaciones que requieren de nuestra atención, y vamos constantemente cambiando el foco en intención e implicación energética a través de los centros de control como el motor, el emocional o el intelectual. Tenemos que atender múltiples tareas y ocupaciones por todos conocidas, consumiendo una considerable cantidad de energía y dejándonos cansados para cuando disponemos de tiempo libre para emplearlo en el cultivo del trabajo interior y la expansión de la consciencia.
Si ésta es nuestra forma de proceder estamos cayendo en un error de base, aunque por otro lado más común de lo que parece. Por lo que conviene ponernos en alerta sobre este aspecto de suma relevancia.
Si estamos con la atención dispersa pasando de una tarea a otra y nos estamos olvidando de nosotros mismos, de nuestra observación y del estado de alerta continua, siendo sólo capaces de emplearlos el tiempo en que estamos libres de ocupaciones, pocos cambios verdaderos estaremos en condiciones de experimentar. Pues la energía y su intención sufrirá discontinuidades muy frecuentes y grandes lagunas de atención, siendo esporádicos los intentos de reconducirlas hacia el propósito que nos hemos marcado.
Pero si hacemos de la intención inicial y el propósito final un trabajo continuo y constante, independientemente de las tareas que debamos realizar, ocupándonos de los quehaceres diarios con la atención justa y necesaria pero sin olvidarnos de nosotros mismos, de esa intención y propósito, lo estaremos convirtiendo en el eje central o centro de gravedad de nuestras vidas y todas las experiencias y tareas, sean de índole que sean, servirán de alimento y progreso. De esta manera, la diaria dispersión que solíamos tener se van convirtiendo en una con-centración para horadar más fácilmente las ilusiones de esta realidad.
Si tratamos de traspasar la superficie de una mesa de madera golpeándola con una plancha de metal seguramente no lo conseguiremos, pero si golpeamos en un clavo será mucho más fácil… Eso es la concentración. Podemos dejar caer un cubo de agua sobre una roca y no lograr nada, pero una gota de agua cayendo insistentemente sobre el mismo punto durante el tiempo suficiente hará en la roca un agujero… Eso es la concentración.
Todo lo anterior debe ir acompañado de no dejar a nuestros pensamientos sueltos y a su antojo, sin ninguna guía, pues entonces la dispersión se dará dentro de nosotros, a nivel mental y psicológico. Me estoy refiriendo a esa charla mental ambigua y sin sentido que a veces nos acompaña, a esas críticas y enjuiciamientos que el ego es tan propenso en ocuparse, a esas curiosidades de lo ajeno que no nos compete para nada, a esos miedos inciertos y sin sentido, y en fin, a todas esas deformaciones psicológicas adoptadas por una mente sin educar, sin orden ni concierto.
Algunos podrán pensar que esto es muy complicado y laborioso, sin embargo se va dando de una forma natural y progresiva cuando, estemos donde estemos y hagamos lo que hagamos, no dejamos de estar presentes en esencia y en consciencia. Es más, las tareas las realizaremos con más eficiencia y precisión, nos equivocaremos menos y emplearemos la energía justa y precisa, pues al estar presentes y con-centrados todo discurre con un orden nuevo e inspirador.
Si aprendemos a utilizar nuestra energía recogiendo toda esa dispersión y orientándola con la dirección adecuada que sume a nuestro propósito, estaremos haciendo uso del enfoque que nos servirá como una “punta de clavo” o “gota insistente” para abrir el camino que queremos. La con-centración se habrá convertido en una herramienta de aceleración del rumbo marcado a la vez que una llave para abrir nuevas ventanas.
Si aprendemos a utilizar nuestra energía recogiendo toda esa dispersión y orientándola con la dirección adecuada que sume a nuestro propósito, estaremos haciendo uso del enfoque que nos servirá como una “punta de clavo” o “gota insistente” para abrir el camino que queremos. La con-centración se habrá convertido en una herramienta de aceleración del rumbo marcado a la vez que una llave para abrir nuevas ventanas.
Ángel .º.
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DDLA Tv 2×08 – Cerebro y mente / Acción reacción / Octavas