Aunque queda mucho por decir y mucho que contar y aprender, verdaderamente no me quedan ganas de seguir avanzando, pues he observado que, por cada avance, hay un retroceso. Comprendo que no es fácil poner en practica lo aprendido, pero creo que al colectivo le falta voluntad y están predispuestos al continuo olvido. Lidiar con esto es verdaderamente agotador y genera un sentimiento de impotencia al no poder transmitir la importancia de accionar de la forma correcta. La recurrencia es un hecho, igual que el no poder salirse de la caja, pues desde dentro de esta se existe en el universo de los opuestos, generando realidades alternativas y antagónicas según los estados emocionales de cada cual y de cada quien. Quizás deba cambiar el formato y dejar las analogías, explicaciones e información privilegiada de lado, centrándome solo en la realidad cruda y dura del escenario actual, hablando de vacunas, pandemia, política y todos esos temas de irreal actualidad, pero muy atractivos para el colectivo inconsciente.
Este momento de incoherencia y confusión me recuerda una experiencia sucedida allá por la década del noventa, cuando luego de años de estudio e investigación, la SFM fue disuelta porque desde arriba observaron que la cómoda apatía del burgués, el egoísmo y la idiotez de lo superficial, contaminaba y desviaba el propósito de la misma. En ese entonces nos dijeron que de ahora en adelante cada uno seguiría su camino y llegaría a destino el que tuviera que llegar. Algunos olvidaron, otros se perdieron y algunos continuaron en solitario intentando conseguir la llave y encontrar la puerta. Poco tiempo después, también el CIFE se disolvió por la misma causa y con los mismos resultados posteriores.
En seis meses DDLA cumplirá 11 años de existencia, y aunque hicimos mucho, avanzamos muy poco. Solo un pequeño porcentaje entendió que de nada vale saber, si cuando hay que emplear lo aprendido no se pone en práctica. Pocos comprendieron que la consciencia es la clave de todo esto y que la expansión de la esfera depende de la actitud que se tome ante los desafíos que se presentan. Así que hoy como tema libre hablaré de los mal llamados tapaboca, ya que estos no tapan la boca, sino que son barbijos sanitarios que evitan posibles contaminaciones y posteriores complicaciones de salud.
No voy a hablar de la historia de las mascarillas que se remonta al siglo VI antes de Cristo, ni tampoco del epidemiólogo chino Wu-Lien-teh, todo eso pueden buscarlo e investigarlo detalladamente en Internet, voy a hablar de la idiotez de la inconsciencia y como esta afecta la realidad de todos.
Nadie en su sano juicio saldría a luchar en una guerra sin un casco y la ropa protectora adecuada, pues estaría mucho más expuesto a morir con la primera bala que recibiera. Igualmente, nadie en su sano juicio saldría sin mascara protectora ante la posibilidad de contaminarse con cualquier agente químico o bacteriológico como el ántrax, sin embargo, el debate del barbijo en tiempos de guerra con un agente biológico como el actual, es habitual, como si esto fuera diferente a lo antes citado. Esto sucede por la inconsciencia que permite la manipulación mental por unos idiotas conspiranóicos que trabajan para el sistema. Hace unos días alguien me preguntó:
P_ ¿Qué hubiera pasado si cuando por primera vez nos confinaron por el virus, decidíamos no volver a salir hasta que termine la pandemia?
R_ Pues creo que esa hubiera sido la acción correcta. Si todos la ejecutaban en conjunto, se hubiera quebrado el sistema en poco tiempo y el acontecimiento ejemplificador habría dado resultado.
Esto demuestra que el sistema no quería ni quiere que esto suceda, entonces para evitarlo, promueven los opuestos del confinamiento si, confinamiento no, mascarillas si, mascarillas no, virus si, virus no, vacuna si, vacuna no, para que la inconsciencia y la idiotez del mono con chanclas hagan el resto, y evitar así, la catástrofe que hubiera sido para ellos la acción correcta si todos se confinaban indefinidamente y usaban mascarillas para no contagiarse ni contagiar. El sistema necesitaba el contagio, las muertes, el descontento, la rebeldía, el enfrentamiento del pueblo con las medidas tomadas, para que la pandemia avanzara controlada por donde ellos querían y les convenía, para así poder evitar, que el acontecimiento ejemplificador los ejemplificara.
Esto solo se puede observar y analizar desde fuera de la caja, y de igual manera se puede observar y analizar DDLA, pues desde dentro todos creen que ya saben, que están despiertos, que van por el camino correcto, que encontraron la puerta, que hacen algo. Pero desde fuera, descubrir la ignorancia por no conocerse, la ignorancia por no conocer al otro, la ignorancia por creer lo que no son, la ignorancia por no hacer, por no saber, por estar profundamente dormidos soñando la peor de las pesadillas del hombre muerto que sueña que está vivo sin moverse de su tumba. Ese reconocimiento de la ignorancia los movilizaría a hacer lo correcto y salir de la cómoda apatía del burgués, el egoísmo y la idiotez de lo superficial en la que están sumergidos.
Leo en los comentarios gente que escribe por primera vez que dice estar desde hace mucho tiempo en DDLA. La mayoría de lectores silenciosos son egoístas, pues no comparten su avance y experiencia con los demás sabiendo lo necesaria e importante que es su participación para el colectivo, pues este lugar es una logia salvaje y sus comentaros son planchas donde sus hermanos aprenden o se reflejan. Veo algunos veteranos y pienso: ¿alguna vez leyeron DDLA?, pues el olvido los embarga y la recurrencia los atrapa. Luego observo la cómoda apatía y la idiotez avanzar sigilosa, expectante, esperando el momento justo de aprovechar la oportunidad que la inconsciencia les ofrece. Ya es hora de hacer lo correcto, lo que tienen que hacer y dejar de lado la eterna y estúpida adolescencia de tonto y retonto. No pido mucho, por ahora solo pido un poco de participación y compromiso de logia, un simple accionar de la forma correcta, y aunque sea de vez en cuando, dejar de alimentar a la bestia para alimentar al colectivo de DDLA, alimentar la consciencia, el futuro bienaventurado del Dragón, el universo positivista, las virtudes propias y ajenas, la Humanidad, la consideración hacia nosotros y hacia los demás, la vida, y sobre todo, alimentar al AMOR que amalgama todas las cosas.
Comencé este artículo con desgano de continuar, y lo termino con inmensas ganas de triplicar la apuesta. Este es un ejemplo de cómo la energía correcta es la que se necesita para seguir adelante. No puedo solo, necesito la energía del colectivo, pues de otra manera, no puedo seguir remando.
BONUS TRACK