
A partir del artículo del gran viaje, todo lo dicho es para poder comprender que la vida no termina con la partida, es un intento de llevar el espíritu a la materia, de hacer visible lo invisible, pero sepan que nada es como lo relato. No hay tren, ni estaciones, ni paradas, no hay viaje o recorrido como lo entendemos, el viaje no es lineal, ni espacial, ni temporal, ni matricial. El espíritu es inmensurable, incomprensible desde la materia. Solo intento buscar una analogía comprensible de algo que no se puede decodificar desde esta actual existencia cuadrática. El cúbico del espíritu es indescriptible para nuestra mente, solo lo comprenderán en su verdadera magnitud cuando partan y estén del otro lado. Aclarado esto sigamos con la cuarta estación, la del servicio al prójimo.
La primera ecuación de elección en el espíritu no se le presenta a todos, solo a aquellos que están preparados para continuar el viaje, es una ecuación de libre albedrío real con todas las cartas sobre la mesa y conociendo las consecuencias de su decisión…