sacrificio
1. Ofrenda hecha a una divinidad en señal de reconocimiento u obediencia, o para pedir un favor.
2. Esfuerzo, pena, acción o trabajo que una persona se impone a sí misma por conseguir o merecer algo o para beneficiar a alguien.
Hoy hablaremos de esta palabra tan mal interpretada y que quizás muchos no comprenden bien cuando se habla de sacrificio para lograr un objetivo. Tomaremos para ello la segunda definición y comenzaremos por conocer su etimología. La palabra “sacrificio” proviene del latín “sacro” (sagrado) + “facere” (hacer); es decir, “hacer sagradas las cosas“, honrarlas, entregarlas para un bien mayor.
“Ningún Mago es dueño de su magia, esta se entrega como pago y compensación por su sacrificio“
Sacrificio por lo general se vincula con “dolor, pérdida, ofrenda” sin ser éste su sentido ni su verdadero significado, pues sacrificar está muy asociado al concepto religioso judío de la primera definición, más que al concepto real de la etimología de la misma palabra. La religion la usa como sinónimo de holocausto, antiguo sacrificio religioso especialmente entre los judíos en que se quemaba la víctima completamente como ofrenda para obtener una prebenda de su dios Este uso sesgado de la palabra sacrificio limita su interpretación al sufrimiento, logrando que esta se asocie y vincule con el dolor, la pérdida y la ofrenda, cambiando así la energía de la misma palabra de un nitrógeno positivo (N+) a un nitrógeno negativo (N-).
Comencemos a analizar la energía del sacrificio. El sacrificio está compuesto por una tría energética compuesta por un (N+) un (Nr) y un (N-), el Nitrógeno de reacción es el que le da la carga energética final para que sea un sacrificio positivo (regocijo) o un sacrificio negativo (sufrimiento). El sacrificio se aplica a propósitos particulares (propósitos menores) y generales (propósitos mayores). En el caso de los propósitos particulares es una ecuación de elección entre A y B, una decisión de prioridades dentro de un escenario individual acotado de necesidades, y entra en escena la voluntad de hacer lo que se debe hacer y no lo que se desea hacer. En este caso el sacrificio se convierte en positivo o negativo según el coste que se paga y el resultado final que se obtiene, o sea, que el nitrógeno de reacción es el resultado final y no el coste en sí, siendo el coste el (N-) y la voluntad el (N+). En el caso del sacrificio por un propósito mayor, las cosas cambian, pues se hace por “hacer sagradas las cosas” y no por necesidad o prioridad y el coste a pagar siempre es subordinar el propósito menor (particular) al propósito mayor (general), siendo el coste del sacrificio nuestros propios propósitos individuales en virtudes y miserias, por consiguiente, el (Nr) es sacrificar el sufrimiento que causa supeditar ese propósito particular al propósito general. Pasa que no siempre se llega al final del proceso porque el ego se encarga de boicotear el sacrificio y entonces se queda a mitad de camino.
Hoy no hablaremos en detalle de la triada de Nitrógenos ni de sus cargas positivas o negativas, pero adelantaré que estos son clave para que el sacrificio logre su objetivo, y no se quede a medio camino entre la necesidad de hacer lo que se debe hacer y lo que finalmente se hace.
“Padre, si quieres, pasa de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya” LRDA