Plaza pública en la capital de un país latinoamericano, año 1983, 1.300 horas. Charla casual con un supuesto miembro de la embajada de Estados Unidos, afroamericano, entre 25 y 30 años, 1,90 metros de estatura, perfecto idioma castellano, buenos modales y educación, traje oscuro, varios encuentros anteriores a la hora del almuerzo aproximadamente durante dos semanas donde hizo extrañas revelaciones. Nunca dijo su nombre.
-”Se sorprendería de saber la cantidad de extraterrestres que caminan entre nosotros…Este es nuestro último encuentro, me despido, tengo que partir”.
Después de estas palabras y este último encuentro, nunca más apareció.
No voy a revelar ni los personajes ni el lugar donde sucedió, pero puedo asegurarles con la seriedad que me caracteriza, que esta historia fue real y protagonizada por alguien muy cercano a mi persona. No le presté mucha atención hasta tiempo después, cuando en 1997 llegó a mis manos un documento que estaba circulando por redes p2p, todavía no estaba en Internet, no podía dar crédito a lo que mis ojos veían escrito en un archivo Word, la traducción literal de un documento en ingles redactado en una antigua máquina de escribir por un tal Milton William Cooper, que revelaba por primera vez acontecimientos sucedidos a mitad del siglo veinte, y que estaban catalogados como de máximo secreto, que involucraban al gobierno de Estados Unidos con extraterrestres. Los meses subsiguientes a este descubrimiento los pasé investigando la veracidad del mismo, llegando a la conclusión que la mayoría de lo expuesto era cierto. Se lo mandé a un conocido periodista, director de una reconocida revista, y que tenía en ese momento un programa de radio, para que lo investigara y comentara en su programa, su respuesta fue, “no es conveniente hablar de estas cosas”. Una parte del mismo no la pude comprobar hasta hace poco, cuando la nieta del presidente Heisenhower reveló cierta información relacionada al mismo. No sé realmente quien era el extraño personaje de la historia, pero me confirmó casi de primera mano, que en la tierra existen lo que yo llamo “infiltrados”, determinadas personas que haciéndose pasar por unidades de carbono, no lo son. Sus intenciones y fines son desconocidos para mí, puedo teorizar, pero no puedo afirmar nada por ahora. Lo que si puedo decir es que algunos parecen tener relación con los amos y otros no. Son como servicios de inteligencia extraterrestre en el planeta, que responden al mando de un comando desconocido, pero sumamente interesado en los acontecimientos y desarrollo de la tierra y las unidades de carbono que la habitan. Son personajes extraños pero que pasan desapercibidos en la multitud, tal vez tengan algo que ver con los de primera línea de poder, aquellos agentes Smith de los que hablé en el artículo “los ejecutores”, o quizás sean algo completamente diferente, lo que sí estoy seguro es que existen y caminan entre nosotros sin que lo percibamos en lo mas mínimo. Sigilosos, recopilando información, infiltrándose entre la sociedad, en cada país, nación, estado, gobierno, partido, sociedad, movimiento social, ecológico, grupos, órdenes secretas, instituciones religiosas y quien sabe que más.
Sé que este artículo les parecerá ciencia ficción a los que no estén más informados al respecto, pero tengan en cuenta que la mejor forma de ocultar una verdad, es dentro de una mentira, y si la mentira es que todo esto es ciencia ficción, lo más probable es que sea verdad. Quizás usted se haya cruzado o conocido un infiltrado en algún momento de su vida, y ahora sabiendo esto comprenda algo que le pareció extraño en aquel momento. La realidad está detrás de lo aparente, nada es lo que parece cuando se conoce el engaño, y el engaño es la ilusión de la realidad. Para armar el rompecabezas tiene que tener todas las piezas, y esta es una más que necesita conocer para lograrlo. Todo tiene que ver con todo en el puzzle del “Do”.
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