Mucho se ha dicho y dice sobre el 2012 y los acontecimientos que se avecinan. Desde catástrofes naturales pasando por cambio dimensional hasta una posible invasión o contacto extraterrestre. Pero en el universo de la realidad general las cosas no son tan sencillas, pues las paradojas y lo no lógico para la realidad subjetiva, son moneda corriente y natural en la realidad general. Veamos ahora que oculta el tan mencionado año 2012 a los ojos del mundo de las unidades de carbono.
Primero tenemos que poner en claro el concepto de tiempo y espacio en la realidad subjetiva y en la realidad general. Como expliqué en el artículo “La máquina del tiempo”, el movimiento en el espacio de una dimensión directamente superior, es percibido como tiempo en la que se encuentra el observador, o sea que el tiempo es espacio manifestado en otra dimensión y no manifestado o ya manifestado en la nuestra. Como el concepto tiempo-espacio es tan relativo para el observador, (teoría de la relatividad general de Albert Einstein), la única forma de ser absoluto es fuera de la realidad subjetiva y dentro de la realidad general. En ese lugar entra en acción el universo de lo cuántico, y el concepto de tiempo y espacio toma unas dimensiones inimaginables para la mente humana. Nuestros creadores dominaban perfectamente las matemáticas de la realidad general, inaplicables a la realidad subjetiva, pero nos dieron su reflejo para que entendamos en cierta manera nuestra realidad, pero nos limitaron a ella. Las diferencias entre Enki y Enlil con respecto a compartir con sus creaciones determinados conocimientos, eran grandes, sobre todo respecto a las ciencias, e incluyo a la filosofía como una de ellas, porque la filosofía es un intento del hombre de comprender lo incomprensible, de comprender la mecánica de la realidad general de forma tridimensional. En sus diferencias uno le ocultó al hombre y el otro le reveló. Enlil le dio el calendario gregoriano, basado en el concepto de tiempo (T). Enki le dio el calendario maya, basado en el concepto de espacio (E). El primero se adaptaba perfectamente a los requerimientos de la realidad subjetiva y a sus propósitos. El segundo se adaptaba perfectamente a los acontecimientos de la realidad general y sus ciclos, mostrando no solo que año sería el venidero, sino también que pasaría dentro de ese término de espacio. El calendario maya o de Enki, nunca menciona el año 2012, pero sí el fin de un ciclo y el comienzo de otro donde no continúa, o sea que el calendario maya termina donde comienza, (do-re-mi-fa-sol-la-si-do), una octava cósmica completa, 26.000 años, más precisamente 25.920 años tomando el calendario espacial de Enki. Esto quiere decir que cada equis (x) cantidad de tiempo, la tierra se encuentra en el mismo lugar espacial que ocupó cuando comenzó la octava, (do-do). No explicaré el ciclo cósmico de alción por ser más que conocido, al que le interese puede buscar y leer al respecto, si bien no refleja totalmente la realidad del suceso, puede ayudar a comprender el concepto. La pregunta obligatoria es porque el 2012 es tomado como año límite si éste no figura en el calendario maya. Si bien la explicación convencional la pueden encontrar leyendo al respecto, la explicación real es respondida por su análisis a través de la matemática del “Do”. No desarrollaré todo el proceso por ser complicado e innecesario para el concepto final, pero diré que 2012= (do-si) y que éste coincide con el final y el inicio de un ciclo en el calendario de Enki, (2+0+1+2)=5, el quinto sol del calendario maya. Ahora veamos que representa en la realidad general. Para esto tienen que tener una noción de que es el límite de una función matemática, explicándolo de forma sencilla, es a que tiende el resultado de una función cuando su variable (x) es reemplazada por ejemplo por un número entre cero (0) e Infinito (∞). En el caso que nos compete, un salto de octava, (o sea el fin de una y el comienzo de otra), la realidad general se comporta digamos para entender, como el límite de una función exponencial donde (a) es mayor que cero (0) y menor que uno (1) si 0<a<1entonces ( lim(x→∞) f ( (T/E)^x )= 0 ) donde (T) es el tiempo del calendario de Enlil, (E) es el espacio del calendario de Enki, y (x) es la cantidad de octavas cósmicas desde el punto de inicio cero (0). Como el calendario gregoriano se rige por años, y el maya por ciclos, el resultado de la división siempre dará un número mayor que cero pero menor que uno. Cuantas más octavas cósmicas transcurran, más cerca del punto cero y del “Do” nos encontraremos. Y aquí aparece la paradoja en la realidad subjetiva, para llegar al “Do” hay que alejarse del punto de creación, o sea del “Do”. Pero este incomprensible e ilógico postulado, tiene una explicación completamente lógica en la realidad general, pues el principio es el fin y el fin es el principio. Lo comprenderá mejor si le digo que para llegar al “ser”, usted tiene que alejarse de usted, de los “yo” que forman el ego. El “Do” para llegar al “Do” tiene que alejarse de su creación, y todos los “Yo” que lo componen, esto lo logra extendiendo su creación hacia el infinito con octavas descendentes y sucesivas, esto explica también la expansión del universo, donde la física no tiene explicación de porque en vez de detener su velocidad, la expansión la aumenta. Hay mucha manipulación de parte de los amos al respecto, inculcándonos miedo y desazón para alejarnos de la verdad y de la energía necesaria para el cambio, no se dejen engañar que el tren pasa cada 26.000 años.
No sé que pasará realmente en el 2012, no sé las consecuencias que este cambio acarreará ni los acontecimientos que puedan suceder. Lo que sí sé es que al final del cambio todo será para bien del “Do” y de nosotros, y que debemos estar preparados para afrontar cualquier cosa que de esto devenga, y la forma más segura de lograr pasar este salto de octava, es estar acorde con el “Do” y su energía, el AMOR, de lo contrario, también estoy seguro que quedaremos en el intento, recurriendo en esta realidad hasta la próxima octava cósmica dentro de 25.920 años. Yo no estoy dispuesto a perder esta oportunidad, por eso es tan necesario el contacto con el “ser” que nos de el boleto para el viaje. Ahora pregunto, ¿Cuán dispuesto está usted a no perderla?
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