El juego, la alegría la risa
Hay veces, cuando paseo por las calles, que me fijo en los rostros de las personas con las que me cruzo, y dejo que surja aquello que me transmiten… preocupación, prisas, estrés, tristeza, tensión, ansiedad, desconfianza, sufrimiento y ,en general, unos gestos compungidos con aires de cierta “gravedad”. Pocos son los que trasmiten esperanza, paz, serenidad, confianza, asombro, optimismo y esa alegría de vivir que le da brillo a la mirada y dibuja una sonrisa en la cara que tan bien le sienta a cualquier rostro.
Sin embargo, cuando veo a niños en el parque, fácilmente se ríen, se divierten, se sorprenden por cualquier cosa, juegan con otros niños y su entorno de una manera desenfadada y amena, sin pensar en qué les pasó ayer o qué tendrán que hacer mañana. Simplemente están viviendo su presente, disfrutando del momento, sin miedos ni cortapisas… y me pregunto: ¿Cómo y en qué momento perdimos esa alegría?…
Luego me digo ¿de qué sirven los conocimientos si no nos ayudan a ser más felices?…, ¿de qué nos sirve teorizar bonito si no nos hace mejores y trae alegría a nuestras vidas?…
Hay mucha gente seria por ahí, esforzándose en presentar una imagen de eficiencia, de cultivado, de académico, de responsable y cumplidor, digna de asumir cargos importantes… Sin embargo, prefiero darle menos importancia a la imagen y buscar el alma de las cosas… la alegría, lo auténtico, lo genuino, lo pleno, lo esencial, lo real.
Sí, hay un niño en mí, y quiero que así siga siendo. Un niño que investiga, que experimenta, que todavía se asombra, que aprende y que crece sin dejar de ser niño; pero sobre todo que juega, que busca la alegría y la risa como valiosos tesoros que gusta compartir.
El juego no es tan solo un divertimento donde empleamos las horas libres para matar el tiempo o amenizar el aburrimiento, el juego de la vida es toda aquella actividad en la que investigamos, experimentamos, aprendemos y compartimos; y en todo ese proceso avanzamos en nuestro conocimiento y vivencia de la Realidad. El juego no es tampoco divertirse a costa de alguien, eso no es jugar sino ser cruel, ni está reñido con la responsabilidad y la consideración al prójimo, que es, al fin y al cabo, el compañero de juegos. El juego tampoco es competir, como nos han inculcado, en el que siempre hay un perdedor y un ganador, sino que es compartir. Eso es lo bueno de jugar. Un niño no necesita más que un espacio adecuado, la libertad de su imaginación y alguien con quien compartir sus juegos para ser feliz.
El juego no es tan solo un divertimento donde empleamos las horas libres para matar el tiempo o amenizar el aburrimiento, el juego de la vida es toda aquella actividad en la que investigamos, experimentamos, aprendemos y compartimos; y en todo ese proceso avanzamos en nuestro conocimiento y vivencia de la Realidad. El juego no es tampoco divertirse a costa de alguien, eso no es jugar sino ser cruel, ni está reñido con la responsabilidad y la consideración al prójimo, que es, al fin y al cabo, el compañero de juegos. El juego tampoco es competir, como nos han inculcado, en el que siempre hay un perdedor y un ganador, sino que es compartir. Eso es lo bueno de jugar. Un niño no necesita más que un espacio adecuado, la libertad de su imaginación y alguien con quien compartir sus juegos para ser feliz.
Se sabe que la alegría y la risa aumenta el sistema inmunológico fortaleciendo nuestras defensas, es un poderoso aliado contra la depresión, estimula la expansión, las ganas de compartir, y se convierten a menudo en el camino más corto del entendimiento. La alegría y la risa son los compañeros del juego que a todos involucra, que incluyen y no excluyen, que amabilizan los sentidos para ver la vida de otra manera, con optimismo; que alejan las preocupaciones y tristezas, que curan las heridas y disuelven los resentimientos, que transmiten libertad y que siembran semillas de Amor… Magia, pura Magia, al alcance de una sonrisa.
Porque aunque juguemos a juegos de mayores sigue siendo un juego, porque el universo es un gran parque y algún día jugaremos de punta a punta, porque la alegría es la pura expresión del Ser en un sentimiento dichoso, porque estar alegres es sonreír a la Creación y que ésta te devuelva la sonrisa, porque la sonrisa siempre es bella y la belleza se vuelve una sonrisa, porque la risa es la esencia de la felicidad y ésta le pertenece tanto al niño como al sabio…