19 de noviembre
Un tren detenido en la estación con las puertas cerradas y la señal con la luz verde encendida dando pase para avanzar. Los de fuera no podían subir y los de dentro no podían bajar. El tren aún con señal de salida no arrancaba, como esperando algo o a alguien.
El tren estaba con asientos llenos y gente parada.
En el andén algunas personas esperando que abran las puertas para subir, otros sentados como esperando la llegada de otro tren. No había desesperación, sino más bien tranquilidad, tanto los que querían abordar como los que esperaban estaban en paz.
20 de noviembre
Desde mi mente…ese tren parece la línea 42, está lista para salir ya. Ya hay muchos dentro, y los del andén, los humanos que faltan… Lo que falta en el razonamiento este es, ¿qué tren esperan algunos? ¿Y por qué algunos quieren subir a este pero las puertas no se abren?
No sé si es aplicativo a el colectivo DDLA y a este momento en concreto, o a todos los humanos del planeta en general…me inclino más por lo primero.
“…muchos querrán seguirte pero no podrán…Los que estén listos podrán subir por qué no hay puertas para ellos y en cuanto se atrevan a mover un pie entrarán en el tren atravesando lo, los que esperan saben por qué esperan y les acompañamos a embarcar en su tren correspondiente o en la siguiente vuelta.”
“Esto no es igual para la Humanidad en general. Se está forzando la espera, sin llegar a una paralización completa del tiempo, por lo que deben ser conscientes que aún con estas ventajas lo que hagan entre tiempos, en los períodos que se ralentiza el tiempo para ustedes, lo que hagan marcará la diferencia del siguiente periodo de acción. No se crean ten pequeños, pero tampoco tan grandes, midan se correctamente y con honradez interna y no hagan ni más ni menos de lo que son capaces y están preparados. En la soledad pregúntense si es justo, si es necesario y si están dispuestos.”
Encrucijada. Veo al tren estacionado en la vía. Se comienza a separar en capas hacia arriba, como si fuesen diferentes cuerpos que se elevan formando un acordeón. Quedan varios trenes uno arriba del otro, de diferentes colores semitransparentes, no son sólidos. La gente está adentro, la veo como formas todas negras, no tienen los colores del tren. De forma brusca todos los cuerpos del tren se unen, de arriba caen repentinamente hacia abajo formando el tren nuevamente, que acto seguido arranca en un andar vertiginoso. Me encuentro en uno de los asientos, voy agarrada a los apoyabrazos porque la velocidad es tremenda, tanto que por las ventanillas no se logra ver nada, solo oscuridad. El andar del tren lo siento como una mezcla entre montaña rusa y tren fantasma del parque de diversiones. El resto de la gente no percibe esto, se encuentra relajada, hablando, sonriendo, como si fuese un paseo, entiendo que no se dan cuenta que dejaron todo un mundo y no hay vuelta atrás. Sigue avanzando y de golpe comienza a bajar en picada en una pendiente casi vertical, siento toda la sensación del viaje en el cuerpo como si estuviese ahí. Llega a la parte baja y se detiene suavemente. Todos se bajan en un lugar que parece un parque abierto. Es un día soleado, con pocas nubes y hay una energía muy pacífica. Noto la ausencia de temor en el aire, veo como esa ausencia genera libertad en el movimiento de las personas. La gente hace sus cosas, charla, camina, va a lugares, hay adultos, niños, todos se comportan como si fuese un día normal de sus vidas. Ya no está el tren ni parece que alguien lo recuerde. Pienso: no recuerdan lo que han dejado atrás. Me dicen: “Es el precio que tendrás que pagar”. Entiendo al precio como el recordar y lloro por los que ya no estarán conmigo. Veo una mesa con bancos de piedra, me siento y toco su superficie, puedo sentir la rugosidad en los dedos al pasarlos entre los azulejos incrustados y la suavidad de la superficie de los azulejos. Me recuerda a la mesa de la quinta de mis abuelos y siento una gran soledad.
Me levanto y voy hacia la derecha. Veo dibujos de cuentos infantiles antiguos. Aparece la imagen de una aldea. Primero los aldeanos corren aterrorizados mientras un monstruo los persigue y los mata pisándolos con sus enormes patas. Luego la misma imagen, pero los aldeanos corren jugando felices y divertidos mientras el monstruo los persigue y los mata pisándolos con sus enormes patas. En otra aldeanos y monstruo están sentados sobre el césped comiendo junto a un arroyo. En otra, aldeanos y monstruo están trabajando juntos, construyendo algo. “Hay mundos para todo, súbanse al suyo” Veo una cinta de película formada con estas y otras imágenes, está unida formando una circunferencia. Desde el centro de la circunferencia la veo girar y aprecio las imágenes. Gira rápido, pero a veces se detiene o se ralentiza el movimiento. “Les damos tiempo para subirse” En un momento la cinta empieza a contraerse hasta desaparecer.
21 de noviembre
“Y ya no hay / no habrá más tiempo” 3-2-1 La apertura temporal está en marcha. La discordancia es factible. Aténganse a ella. Vamos a establecer una ruptura en su espacio-tiempo. Deben recordar abrir sus canales o serán aniquilados. La ayuda es permanente y está cerca. Los acompañamos en el viaje. Diferentes rumbos han sido establecidos. No hay elección posible, es selección natural. La consciencia dicta/prima/manda. Ecosonar ¿? El ecosistema está (¿siendo?) reestablecido para una correcta función original. Se prevé vuelta al origen en algunas líneas. Bucles temporales plausibles.